La campaña 2023/2024 supuso, a nivel operativo y financiero, la mayor prueba de esfuerzo para el sector de aceite de oliva, que logró un incremento de sus salidas del 6%, pese a la baja elaboración nacional y unos precios absolutamente récord. Por tanto, la demanda ha resultado ser menos elástica de lo esperado, sobre todo en España y en EE.UU., y el aceite de oliva se ha ratificado como un producto valorado. En las tiendas españolas, el nuevo impulso tarifario, del 40-50%, provocó un descenso comercial del 18%, según NIQ, y derivó en la pérdida de cuota de las MDD y en el avance marquista de Acesur, que redujo su distancia con Deoleo en el último ejercicio, conforme a Circana. La previsión de una elaboración ya media (de 1,29 Mt) y la característica volatilidad del mercado provocaron el descenso de las cotizaciones apenas iniciada la temporada 2024/2025 y sembraron incertidumbre una vez más. En cambio, el IVA del 4% en España, la gestión del agua, el cultivo en seto, el acuerdo con Mercosur y el trabajo en torno a la imagen del producto a nivel mundial suponen nuevas oportunidades. Por el camino ha quedado Aceites Toledo, que dejó de trabajar, mientras se reanudaba la senda inversora sectorial, ahora protagonizada por Urzante, Jaencoop, Oleosandúa, Almazara Encinasola y Aceites Sierra Sur. Por su parte, Deoleo ve demorar su relevo accionarial y prepara la refinanciación de su deuda y Dcoop contempla llegar al 100% de la estadounidense Pompeian. El grupo cooperativo, Oleoestepa, Jaencoop y Aceites Maeva se han consolidado como proveedores de Mercadona, que ha prescindido del suministro de Aceites Oro Bailén para 'Hacendado'.