El sector del plátano y la banana vive condicionado por unos márgenes de negocio estrechos, que pretenden mantener un precio bajo y atractivo de cara al consumidor. En este equilibrio, para los operadores de Plátano de Canarias cualquier alteración en los costes de producción o en las cosechas repercute claramente en su posición económica, muy delicada en 2023 y algo mejorada en 2024 y 2025, según portavoces empresariales. La evolución comercial respecto a la banana siempre actúa como en los vasos comunicantes: una eventual reducción en las salidas del plátano español se compensa con la subida de la banana de importación, que va ganando paulatinamente posiciones a largo plazo conforme crece el consumo. Junto a los productores canarios, conviven comercializadores especialistas desde la península, que invierten en ampliaciones y mejora de procesos en sus instalaciones.