El sector del vino está resultando sin duda afectado por los cierres de bares y restaurantes, el desplome del turismo y las restricciones a la movilidad, debido a su marcado carácter socializador y a su dependencia de la hostelería, que canaliza más de un 50% de las ventas, especialmente en términos de valor. No obstante, en este complejo escenario, definido por el Covid-19, no ha habido sólo sombras: “El vino sigue siendo una prioridad para el consumidor internacional en la era Covid” (IWSR), como se ha podido observar, por ejemplo, con el incremento del consumo en los hogares y de la venta online.
Precisamente en el Informe sectorial publicado por Alimarket Gran Consumo el pasado mes de noviembre, se analizaban los principales efectos de la pandemia en una industria que aporta, según datos facilitados por el OIVE, 23.700 M€ anuales a la economía española. Junto a los ranking de los principales grupos vinícolas por facturación y por cifras de exportación, este amplio reportaje aporta datos de consumo del Ministerio de Agricultura y de consultoras como Nielsen y Kantar; cuotas en la distribución organizada en base a datos de IRI; y la evolución de los mercados exteriores, a partir de los completos estudios del OeMv, entre otros. Acompañado de las noticias e inversiones más relevantes desarrolladas por las bodegas españolas en el último año, así como de las principales tendencias, que pasamos a repasar:
-Bebemos más en casa: El consumo extradoméstico ha quedado lastrado por las limitaciones impuestas a la hostelería y, en gran medida, se ha trasladado al hogar, donde han aumentado en este año los actos de consumo vinculados a momentos de relax cotidiano, y no necesariamente a la gastronomía. Según el Mapama, las extraordinarias cifras alcanzadas entre abril y junio permitieron que se cerrara el primer semestre de 2020 con un incremento de las ventas en alimentación del 23% en volumen y del 27% en facturación.
-Imparable digitalización: Si podemos sacar una consecuencia positiva de la pandemia esa es precisamente la apuesta decidida por la digitalización de las bodegas españolas, que apenas posicionaban un 1% de sus vinos a través del canal online. La necesidad de llegar de forma directa a los consumidores ha generado un impulso masivo del e-commerce pero también, aún más relevante, de la presencia de las bodegas en las redes sociales causando, por ende, un efecto positivo en el conocimiento y el interés hacia este producto.
-Etiquetas más informadas: El consumidor ya venía observando un comportamiento más informado y la alarma sanitaria ha reforzado esta tendencia, que se ha manifestado, por ejemplo, en un incremento de las etiquetas para vino que incorporan códigos QR para ofrecer información adicional, trazabilidad o simplemente una experiencia diferente.
-Responsabilidad Medioambiental: En relación con esta misma demanda de información y de seguridad, que la pandemia no ha hecho sino alimentar, se afianza la exigencia por parte del consumidor de que las marcas muestren responsabilidad social y con el medio ambiente. Un objetivo que se afronta desde actuaciones en las bodegas (relacionadas principalmente con la eficiencia energética), con cambios en el packaging (botellas más ligeras, eliminación del plástico, etc.) y por supuesto en los viñedos. Según un informe de Mintel, los consumidores europeos de entre 25 y 34 años son más proclives a percibir el vino ecológico como de calidad superior y, de hecho, la cuarta parte de los compradores británicos y la tercera parte de los españoles en este rango de edad están interesados. Una oportunidad para nuestro país, que posee el mayor viñedo ecológico del mundo, pero se sitúa en cambio en cuarta posición en cuanto a producción de este tipo de vinos.
-Los nuevos formatos que estamos dispuestos a incorporar: hablamos del baginbox (plenamente desarrollado en otros mercados, como la vecina Francia o los del Norte de Europa pero con escasa trayectoria hasta la fecha en nuestro país) y de la lata (el enemigo para los más “puristas”). El primero ha sido el gran triunfador durante el confinamiento, gracias a su versatilidad y a su adaptación al consumo doméstico. De hecho, en los diez primeros meses de 2020 las exportaciones españolas de baginbox se incrementaron un 22% en valor y un 40% en volumen. En cuanto al envase de lata, es indudable que está experimentando una tendencia ascendente, apostando por vinos de mejor calidad y aprovechando ventajas como la capacidad de rápido enfriamiento, la transportabilidad, la posibilidad de consumo en lugares donde no se permite el vidrio (conciertos, playas, etc.) y la reciclabilidad.
-Menos alcohol: El vino tinto sigue siendo el rey, pero los blancos son tendencia, mientras crecen las propuestas con menos grados o directamente desalcoholizadas, para dar respuesta a los gustos de los consumidores más jóvenes y a la “fiebre healthy”, pero también derivadas de las medidas contra el consumo abusivo desarrolladas desde las administraciones. Así, la consultora IWSR estimaba que este tipo de bebidas duplicaría su negocio entre 2018 y 2022 hasta alcanzar una cuota del 10%.