Hace algo más de una década, Nestlé apostó por un modelo de gestión centrado en el uso de materias primas locales y puso en marcha la iniciativa “Solís Responsable”. Dicho programa ha supuesto el cultivo del tomate aplicando técnicas para asegurar una agricultura local y sostenible a largo plazo, que además, ha contado con la certificación de Producción Integrada de Extremadura. Desde entonces, todo el tomate utilizado en el centro de producción de Miajadas (Cáceres) procede de campos cultivados en las Vegas del Guadiana, con un radio de aprovisionamiento inferior a los 50 kilómetros.

Como resultado del trabajo realizado hasta el momento, se ha pasado de ahorrar alrededor de 150.000 m3 de agua en esa fecha, a conseguir en 2023 un ahorro acumulado de más de 1,4 M de m3, equivalente al consumo diario de más de 10,5 M de personas. Asimismo, se ha logrado un descenso medio de un 7% en el uso de productos de control de plagas y en un 6% en el uso de fertilizantes. Con el objetivo de seguir avanzando en este propósito, Nestlé ha invertido alrededor de 500.000 € en los últimos cuatro años para acompañar a los agricultores en su transición hacia la agricultura regenerativa.

Medidas en los campos

En todos los campos que proveen de tomate a la fábrica se están aplicando diversas técnicas de agricultura regenerativa tales como la rotación de cultivos para ayudar a que los suelos no se cansen, reducir el número de plagas y aumentar el rendimiento. En estos años, los agricultores también han analizado el suelo con el fin de ajustar la fertilización y una mayoría están aplicando materia orgánica en sustitución de fertilizantes minerales.

Además, se ha fomentado el uso de imágenes satétiles o de dron que proporcionan información al agricultor de manera regular sobre el estado del cultivo, los nutrientes, posibles problemas con plagas o la uniformidad en el riego. La cobertura de cultivos en invierno es otra de las acciones implementadas y se han incorporado herramientas para realizar un uso responsable del agua, como tensiómetros, estaciones meteorológicas y otras tecnologías.

Junto con los tomates, las cebollas que llegan a la fábrica cacereña para la producción de las salsas de tomate 'Solís' provienen también de cultivos de agricultura regenerativa de campos de Ciudad Real, donde también se están desarrollando gran parte de estas medidas.

Modelo de planta sostenible

La fábrica de Nestlé en Miajadas es por sí misma un destacado modelo de sostenibilidad. En este sentido, la factoría puso en marcha el año pasado un parque solar fotovoltaico, que genera más del 30% de la electricidad anual del centro productivo, equiparable a la energía consumida en más de 360 hogares españoles. Además, el funcionamiento de estas placas solares equivaldría evitar a la atmósfera la emisión de 330 toneladas de CO2 al año. Como resultado de esta gestión medioambiental responsable, la fábrica extremeña cuenta desde el pasado año con la certificación “Platinum” en el estándar de Alliance for Water Stewardship (AWS).

El centro productivo de 'Solís' también es un referente en la economía local de Extremadura. Con 4 líneas de producción y un volumen de 30.000 t anuales, su actividad aporta más de 10 M€ anuales en la economía de la región.

“A lo largo de todos estos años de historia de 'Solís', Nestlé ha demostrado que un producto equilibrado, de sabor natural y sin conservantes, como las salsas de tomate, está perfectamente alineado con la protección del medio ambiente y con el desarrollo de un tejido agrícola local. Además, debemos recordar que hace 60 años que Solís sorprendió al mundo con el lanzamiento del primer tomate frito del mercado español, toda una revolución en el segmento de las ayudas culinarias de la época“, ha destacado Jordi Llach, director general de Nestlé España.