Dinastía Vivanco, a través de su Fundación para la Cultura del Vino, "se ha propuesto recuperar una de las tradiciones más arraigadas antiguamente en La Rioja y que habían quedado en el olvido: la elaboración de vinos dulces, conocidos en la región como "vinos supurados".
Elaborado con las variedades tempranillo, graciano, garnacha y mazuelo, seleccionadas de la Finca El Cantillo, viñedo que rodea su bodega en Briones, este vino forma parte de los proyectos experimentales que está llevando a cabo el enólogo del grupo riojano, Rafael Vivanco, para recuperar y dar a conocer la riqueza y diversidad del patrimonio vitivinícola riojano.
El "vino supurado" tiene un muy alto contenido en azúcar residual y se utilizaba como vino de postre o como vino medicinal.