A finales de 2011, Eroski daba el pistoletazo de salida en Zarautz (Gipuzkoa), a su nuevo modelo comercial ‘Contigo’ en el que se ha producido una evolución del establecimiento hacia una mayor especialización en frescos que, según la cooperativa, “están configurados como plataformas abiertas a la comercialización de los alimentos que se producen en el entorno inmediato”. Evolución que, por otro lado, se basa en una colaboración “más estrecha” con los proveedores en origen, con acuerdos a largo plazo para una mayor sostenibilidad del sector primario y una apuesta por la calidad y la eficiencia en los procesos para reducir el tiempo de tránsito desde la recolección hasta las tiendas. La importancia que tiene este modelo se manifiesta en que, solo en 2020, un total de 92 puntos de venta fueron adaptados al mismo (de hecho, actualmente, esta transformación está prácticamente culminada). Además, según datos aportados por la propia compañía, consiguen incrementar las ventas de los centros transformadas entre un 5-10% y, las de frescos, incluso por encima de este porcentaje.
En este sentido, y aunque todos estos universos cobran una mayor relevancia en estos establecimientos, es la frutería la que resulta “determinante”, en palabras de Martín Fernández, responsable de Frutas y Hortalizas de Eroski. Centrándonos en las grandes superficies, esta fuente comenta que el surtido está integrado por más de 200 referencias “adecuadas a la estacionalidad y temporalidad del producto y variando en función de esta”, lo que “nos permite ofrecer a nuestros clientes una amplia variedad y capacidad de elección”.
A grandes rasgos, el eje vertebrador de estos nuevos universos hortofrutícolas es el producto local de temporada, al que se dedican espacios preferenciales en los que “siempre” se comunica el origen de todas y cada una de las referencias y que, por ende, se encuentran especialmente señalizados para “poner en valor sus características gastronómicas y culturales”. Normalmente este nuevo espacio suele ocupar la zona central de la frutería y estar conformada por tres muebles: uno para hortalizas, un segundo para fruta y, un tercero, para las referencias con certificación ‘Eusko Label’ y ‘Euskal Baserri’, sello que garantiza la máxima calidad y origen de productos. En todos ellos, destaca la exposición de la mercancía, con presentación en cestas de mimbre colocadas, a su vez, sobre muebles de madera, más respetuosos con el medioambiente.
En lo referente al surtido, en las zonas de fruta y hortalizas varía según la temporada (cebollas, puerros, pimientos, fruta de hueso, etc) y su venta suele ser a granel (realizándose el pesaje en la propia sección), aunque se puede encontrar alguna referencia envasada (tomate Cherry), así como productos complementarios (nueces). Por su parte, el dedicado a las citadas certificaciones ‘Eusko Label y Baserri’, ofrece un surtido más reducido pero con una calidad prémium. También aquí, convive surtido al peso (pimientos, perfil, lechuga o tomates) con bandejas, como sería el caso de los pimientos de Gernika, Guindillas de Ibarra o patatas de Álava (en el caso de los hipermercados de Euskadi). El objetivo, según Fernández, es dar respuesta a un “consumidor más preocupado por su salud y que, además, se muestra dispuesto a pagar un precio algo superior si el producto es de mayor calidad”. Además, asegura que “los consumidores aprecian que los productos sean sostenibles por sus ingredientes naturales y su producción”.
No obstante, indica que “también nos encontramos con consumidores más sensibles al precio, que demandan un producto básico y más económico”. Es por ello que, alrededor de la citada “zona local” se dispondrían diferentes espacios con este tipo de referencias en los que coexisten tanto el granel como el envasado. En el caso de las frutas, se pueden encontrar desde las referencias más clásicas y fijas en todo universo hortofrutícola que se precie (manzanas, peras, limones, naranjas, etc), hasta otras “más novedosas”, como el aguacate o la chirimoya, junto con referencias de temporada (al cierre del presente reportaje, básicamente fruta de hueso).
Por su parte, las hortalizas “de primer precio” también disponen de un espacio propio, en este caso refrigerado, con una estructura similar a sus “compañeras” las frutas. Así, en esta área encontraríamos ambos sistemas de venta (al peso y envasadas), con un surtido integrado por referencias clásicas, junto a otras de temporada. Sin dejar este mural refrigerado, encontraríamos algunas hortalizas más, como champiñones o setas al peso que conviven con bandejas de diferentes variedades (champiñones laminados o especiales para plancha, o mixto de setas, por ejemplo). Finalmente, en IV y V gama podemos encontrar desde los productos más “sencillos”, como bolsas de lechuga y brotes (canónigos, rúcula, etc), hasta otros con más valor añadido (bolsas de verduras al vapor para microondas, smoothies, boles de ensaladas listas para llevar, tarritos de zanahoria pelada y cortada o hierbas aromáticas).
Por su parte, la IV y V gama de frutas dispone de un segundo mueble refrigerado propio con una oferta integrada por los tradicionales tarritos de fruta cortada y pelada (incluyendo dos referencias de piña, una en rodajas y una segunda entera pelada), por ejemplo. Finalmente, anexo a este mueble se encuentra la máquina de zumo de naranja natural recién exprimido. Por último, la empresa también ofrece, en algunas de sus tiendas, una serie de productos y servicios adicionales, como bandejas de fruta recién cortada, o preparación de cestas de fruta.