El sector agroalimentario está viviendo una auténtica revolución digital para hacer frente a los desafíos actuales: ser más productivos, pero con la exigencia de ser más sostenibles desde el punto de vista medioambiental; ser rentables en un contexto de subidas desmesuradas de precios de los insumos, de los costes energéticos y de los costes sociales; cumplir con las estrictas normativas de calidad, cada vez más exigentes y abundantes; así como la práctica imposibilidad de fijar los precios de venta, que vienen impuestos por la distribución, en muchos casos.
La irrupción de herramientas tecnológicas, algunas de ellas muy disruptivas, están en el foco de muchas compañías agrícolas y ganaderas que ven cómo pueden mejorar su funcionamiento e impulsar la eficiencia en el trabajo. Este nuevo ecosistema da lugar a la categoría Agritech, en el que se integran empresas que ofrecen tanto herramientas de hardware como de software que permiten recoger datos de alto valor, para luego poder analizarlos, y así ayudar a una toma de decisiones más precisa, lejos de la experiencia y la intuición, factores que habían sido claves en el pasado. “Los análisis descriptivos y la predicción de lo que puede ocurrir en el futuro reducen la incertidumbre y aportan más confianza para tomar mejores decisiones”, comentan desde la Asociación Española AgroTech.
Y ¿qué papel tiene nuestro país en este ecosistema? Según datos ofrecidos por la asociación AgroTech, en España se contabilizan más de 750 empresas agritech, lo que la sitúa a en el top 3 mundial en términos numéricos, compitiendo con países mucho más tecnológicos como EE.UU. (2.89,6 en 2021) o mucho más poblados como La India (1.338). A nivel mundial, estaríamos hablando de más de 10.000 compañías que abarcan más de 40 tecnologías y servicios.
La robótica, los drones, la sensorización o la conectividad con bajo consumo energético son avances que ya están beneficiando a la industria agrícola. Y aunque se trata de un sector en pleno desarrollo y expansión, en el que vemos importantes inyecciones de capital de la mano de los fondos de inversión (más de 22 M€ en el último año), la velocidad de implantación por parte de las empresas agrícolas y ganaderas dependerá de la usabilidad de las herramientas, pero, sobre todo, de la formación y la experiencia a la hora de percibir cómo estas solucionan problemas. No obstante, la transformación ganadera y agrícola ya está en marcha, y la nueva legislación de la UE, con el “Green Deal” y el “Farm to Fork”, y las decisiones que se están tomando a nivel Ministerio, condicionadas por la línea que marca Europa, hará que la digitalización continúe creciendo.