La construcción sostenible se considera una cuestión prioritaria pero sigue siendo muy heterogénea e incompleta en su conocimiento. Además, los todavía altos costes de la sostenibilidad y la escasa formación al respecto representan los principales obstáculos para su desarrollo. Estas son algunas de las conclusiones del primer Barómetro Internacional de la Construcción Sostenible, cuyos resultados acaba de lanzar el grupo Saint-Gobain. Se trata de un estudio realizado por la agencia francesa CSA Institute, que ha contado con la participación de 802 encuestados, entre profesionales del sector, funcionarios públicos, asociaciones y estudiantes de 10 países (Brasil, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, Sudáfrica, España, Reino Unido y EE. UU.). Este primer estudio se enmarca a su vez dentro del Observatorio de la Construcción Sostenible, que también presenta el grupo con el objetivo reunir a los principales actores de la industria de la construcción para promover el intercambio de conocimientos y acelerar la transformación del sector en todo el mundo.
En este sentido, según el barómetro la construcción sostenible está reconocida a nivel mundial como un tema prioritario, aunque aún no se encuentra definido de manera estandarizada. Así, el 88% de los encuestados dice conocer el concepto de construcción sostenible y el 97% cree que la implementación de edificios más sostenibles es una prioridad o importante. Sin embargo, la definición que dan se limita en su mayoría a cuestiones ambientales, sin tener en cuenta la dimensión social y humana, es decir, la salud o el bienestar y la comodidad de los ocupantes. En los países emergentes, particularmente en Sudáfrica e India, más afectados por los problemas climáticos y la rápida urbanización, la conciencia sobre la importancia de la construcción sostenible (construir rápido y bien desde el principio) es muy alta. Se aborda con una visión equilibrada, con un mayor reconocimiento del impacto sobre la salud y el bienestar.
Además, la construcción sostenible es menos visible en el campo o en la toma de decisiones. De hecho, solo el 30% de los profesionales encuestados ya ha realizado proyectos que tienen en cuenta la construcción sostenible, mientras que el 63% de ellos dice que su implementación es una prioridad, y el 57% estima que más de la mitad de su actividad será en el campo de la construcción sostenible en los próximos cinco años. Si bien los estudiantes son los más convencidos de la urgencia de desarrollar una construcción sostenible, más de la mitad (55%) de ellos afirma que seguiría aceptando una oferta de trabajo en una empresa que no invierta en este sector. Surge la pregunta de qué palancas deben utilizar los sectores público y privado para atraer a una generación joven que ya está comprometida y convencida de la urgencia de actuar.
Competitividad, formación y apoyo de las políticas públicas, los tres impulsores principales
Para acelerar el desarrollo de la construcción sostenible, los encuestados identifican tres impulsores principales. Así, para el 70% de los encuestados, incluidos todos los perfiles, el coste percibido se considera como uno de los obstáculos para desarrollar una construcción sostenible. Sin embargo, construir de forma sostenible no es más caro a medio o largo plazo. Si se considera todo el ciclo de vida, desde el diseño de un edificio hasta su renovación o demolición, las soluciones de construcción sostenible permiten no sólo concebir edificios muy bien aislados (ahorro directo en la factura energética), resistentes a los riesgos climáticos y modulares (posibilidad de multiplicar los usos de un mismo edificio a lo largo del tiempo), sino también reutilizar materiales. La construcción sostenible también aporta beneficios económicos y sociales por su impacto sobre el bienestar y el confort de los habitantes. Al mismo tiempo, la industrialización en curso de soluciones de construcción sostenible se traducirá en reducciones de precios a largo plazo. El sector financiero, los bancos y las aseguradoras podrían contribuir a un cambio positivo apoyando activamente a los iniciadores de reformas integrales, a los promotores de proyectos de renovación integral o de construcción nueva y sostenible.
Por otro lado, el barómetro revela también una brecha entre la importancia otorgada al tema de la formación en técnicas de construcción sostenible, que parece indiscutible, y su especialización, que parece menos segura. Así, el 38% de los profesionales afirma no sentirse adecuadamente formado en construcción sostenible. El 61% de los estudiantes considera la falta de formación y cualificación de los profesionales como uno de los principales obstáculos para el desarrollo del sector. Este sentimiento es ampliamente compartido en los países emergentes: el 71% de los encuestados de Sudáfrica, Brasil e India, frente al 50% de los encuestados de Europa, Estados Unidos y Japón.
Finalmente, el 44% de los encuestados cree que las instituciones públicas son las entidades más legítimas para avanzar en la construcción sostenible. Sin embargo, incluso hoy en día, la mayoría de los funcionarios electos nunca excluyen de los contratos públicos los proyectos que no tienen en cuenta los métodos de construcción sostenible. Para acelerar el desarrollo de la construcción sostenible, el 52% de los estudiantes cita empresas privadas. En cuanto al papel de los funcionarios electos, solo el 22% de los estudiantes los perciben como legítimos en el avance de la construcción sostenible. El 37% de los encuestados cree que el aumento de los requisitos reglamentarios acelerará el despliegue de la construcción sostenible, lo que lo convierte en el segundo factor más importante identificado, después de la financiación.
Puede acceder desde aquí al Barómetro Internacional de la Construcción Sostenible, presentado por el grupo Saint-Gobain.