Eduardo Chova Ortiz, fundador de la empresa valenciana de aislamientos e impemeabilizantes ChovA, murió el pasado 21 de febrero a los 86 años de edad, tras una larga enfermedad. En los años 50, Eduardo Chova comenzó su andadura en la fabricación de láminas impermeabilizantes, dejando atrás la impermeabilización in situ, a la que se venía dedicando desde los 13 años trabajando para su padre. A finales de esa década, Chova ya contaba con su propia planta de fabricación en Tavernes de la Valldigna (Valencia), una fábrica que actualmente emplea a más de 150 trabajadores. A mediados de los años 60, Asfaltos Chova empezó su expansión a nivel nacional trabajando ya en ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla o Granada. En 1974, la compañía dio el salto internacional con la apertura de fábricas en Ecuador y Portugal.
Durante estos años, acompañado siempre de su mujer Isabel, Eduardo Chova empezaba a viajar por ciudades europeas, países árabes y norte de África ofertando sus productos y consiguiendo importantes adjudicaciones de obras. Una de las obras internacionales que recordaba con especial cariño fue la rehabilitación de la Tower Bridge, uno de los símbolos más destacados de Londres, así como las cubiertas de la sede de Rolls Royce, en Goodwood. Con la tercera generación ya al frente de la compañía y tras haber superado varias crisis importantes, ChovA siguió apostando por la internacionalización y desarrolló dos plantas nuevas entre el 2000 y el 2005, primero en México y después en Ryazan (Rusia).
A sus 86 años, Eduardo Chova seguía visitando la fábrica día a día sin perder la ilusión en su negocio familiar, al que tanto esfuerzo y cariño le ha dedicado. Familiares, amigos y empleados describían a Eduardo Chova como un trabajador inasequible al desaliento, con gran capacidad de superación, dedicación y responsabilidad. Una persona capaz de centrar todos sus esfuerzos en impulsar nuevos proyectos, abierto a todo tipo de ideas y muy optimista. Todo ello, sin perder su característico carácter “campechano” y una gran energía.