Lamentablemente en los últimos años estamos viviendo en nuestro país condiciones climatológicas bastante extremas que sacan a la luz las deficiencias constructivas. Y no sólo hablamos del reciente temporal Filomena, sino las DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que han azotado la zona de Levante, o las borrascas de gran impacto Gloria u Hortensia, entre otras.
Todos estos temporales han dejado tras de sí innumerables daños materiales y, sobre todo, estructurales, como pueden ser las patologías de las humedades. Por lo que, centrándonos en este sector, la respuesta a la pregunta de si están las edificaciones en España preparadas para temporales extremos, es clara: No.
Las cifras así lo demuestran: más de la mitad de las viviendas en nuestro país se construyeron antes de 1980. En estos años la normativa de edificación no tenía en cuenta el correcto aislamiento de las fachadas ni la prevención de las humedades en la cimentación. No ha sido hasta la nueva actualización del Código Técnico de la Edificaciónen 2020 cuando se ha contemplado la previsión de patologías como la condensación, la capilaridad o la filtración lateral. Esto hace que las incidencias por humedades sean bastante habituales en el parque inmobiliario español y, a la mínima incidencia climatológica adversa, las patologías estructurales se agraven.
Las bajas temperaturas traen consigo un fuerte contraste térmico entre el frío del exterior y el calor del interior, a lo que suele ir unido una deficiente o nula ventilación. Por todo esto se produce la condensación, que se genera cuando se produce un excesivo nivel de vapor de agua en el ambiente y cuyos signos se identifican por las gotas de agua en ventanas y espejos y la aparición de hongos y mohos en los marcos de las ventanas o en las esquinas. Este tipo de humedad la pueden padecer todo tipo de edificaciones, sean de obra nueva o antigua e independientemente de la altura.
Pero también, con el deshielo y las lluvias por la cantidad de agua generada, pueden aparecer las temidas humedades por capilaridad en plantas bajas y filtraciones laterales en, sótanos, garajes, trasteros o parkings.
Las humedades por capilaridad aparecen porque el terreno tiene que absorber mucha humedad y los muros de los edificios –que poseen una gran capacidad de absorción del agua subterránea– filtran el agua como si fuera una esponja. Y es, en esa fase, cuando los materiales en contacto con el agua subterránea y con la tierra húmeda dejan subir la humedad por sus paredes y capilares, provocando humedades que pueden llegar al metro y medio de altura.
Las humedades por filtraciones laterales suelen aparecer en los garajes, sótanos y plantas bajas. Aparecen cuando el agua presente al otro lado de un muro penetra dentro del edificio a través de la pared de forma lateral. Por ello, todas las estancias en contacto directo con la tierra sobre la que esté construida el edificio son muy sensibles a padecer este tipo de humedades.
Estoy convencido de que las consecuencias estructurales de estas borrascas serán la gota que colme el vaso para que la sociedad, cada vez más concienciada con la importancia del estado de sus viviendas, termine de poner el foco en la rehabilitación. De hecho, desde el pasado año, el sector de la rehabilitación y reformas está aumentando exponencialmente como consecuencia de pasar más tiempo en casa por la alerta sanitaria que atravesamos. Nuestra vivienda se ha convertido en nuestro refugio y por esta razón debemos asegurarnos de que esté en unas condiciones óptimas. Es una cuestión de responsabilidad, seguridad y salubridad.
Miguel Ángel López es director general de Murprotec en España y Portugal