El grupo siderúrgico liderado por Compañía Española de Laminación (Celsa) está aplicando un durísimo ajuste industrial para enfrentarse a la persistente crisis que afecta al sector. Así, la cabecera Celsa ha planteado el despido de 200 de sus 800 trabajadores , que operan en sus plantas de Castellbisbal y San Andreu de la Barca (ambas de Barcelona). Estos centros disponen de una capacidad de producción de 2,4 Mt de acero líquido y 800.000 t de perfiles medios. También su filial Nervacero , fabricante de redondo para construcción con planta en Trapagarán (Bizkaia), recortará otros 55 empleos sobre una plantilla total de 350 trabajadores.
Y, finalmente, la filial Celsa Atlantic cierre de las dos plantas que tiene en Vitoria y Urbina (Alava) , donde trabajan 358 personas, ante la falta de acuerdo con el comité de empresa. Las fábricas están especializadas en la producción de tubos de acero para industria y construcción, junto con fleje laminado. Estas medidas, apoyadas en expedientes de extinción, suceden a varios expedientes temporales aplicados por el grupo desde que comenzó la crisis en 2009. En 2010, último ejercicio disponible, Celsa tuvo ingresos individuales de 1.075 M y pérdidas de 42,25 M; mientras Celsa Atlantic facturó 423,2 M con resultados negativos de 47,7 M; y Nervacero alcanzó ventas de 293,7 M y sufrió pérdidas de 44,3 M. Por su parte, el grupo Celsa, que cuenta con varias sociedades más en España y filiales industriales en Reino Unido, Polonia, Noruega e Irlanda, consolidó ingresos de 4.806 M en 2011, de los que un 30% correspondieron al mercado español.