Atentos al consumidor
Para un buen proceso de desarrollo, es importante colocarse en el lugar del consumidor y pensar en lo que este necesita y demanda, frente a los envases de alimentos. La comodidad sigue siendo una demanda básica de los consumidores. La característica de apertura fácil es un elemento clave en cuanto a comodidad de los envases, especialmente para aquellas marcas que desean atraer a una población que está envejeciendo, o a los niños pequeños. El truco radica en conseguir la apertura fácil, sin afectar negativamente la protección del producto ni su frescura.
La primera función de un cierre es proteger el contenido frente a posibles derrames o deterioros. La lámina del cierre y su junta actúan como barrera para evitar la luz, el aire y otros elementos, de manera que el contenido se mantenga fresco y seguro durante el tiempo previsto de permanencia en la estantería. Independientemente de las ventajas estéticas del cierre, es esencial que sea eficaz y funcione para este fin principal de la conservación. El nuevo cierre 'Orbyt' es un buen ejemplo de cómo nuestros esfuerzos de I+D responden a necesidades del consumidor que aún no están cubiertas; en este caso, se trata de la necesidad de una mayor capacidad de apertura. Este cierre consta de dos partes: una lámina central flotante, sellada mediante vacío a la lata o al frasco, y una anilla exterior que actúa como mecanismo para abrir y volver a cerrar. Este original diseño reduce el par de torsión necesario para quitar el cierre, multiplicando así por dos la facilidad de apertura.
La sostenibilidad es otro aspecto importante para los consumidores, y por tanto, también para los esfuerzos de I+D. Como productores de soluciones de envasado metálicas, ya contribuimos a un medio ambiente más saludable, puesto que el metal puede ser reciclado y reutilizado infinitas veces. Para incrementar la sostenibilidad de los cierres metálicos, los esfuerzos de desarrollo de producto se han centrado en reducir la cantidad de metal empleado en su fabricación. Tan solo en los últimos ocho años, los esfuerzos para disminuir el peso de los cierres han conseguido reducir el consumo general de metal en un porcentaje situado entre el 3,0% y el 3,5%. No obstante, incluso con estos esfuerzos, hemos conseguido mantener intactas tanto la durabilidad en general como la capacidad de proteger su contenido alimenticio.