El mercado de los contenedores y palés de plástico ha sido sin duda al que menos le ha importado la crisis. No por sus fortalezas, sino por el hecho de que prácticamente desde el ejercicio de 2006, las cifras anuales de facturación se han mantenido inamovibles entre los 160 y 190 M€, dependiendo del comportamiento del petróleo para marcar al alza o a la baja. Así, en 2010 el sector movió un volumen de negocio de unos 180 M€ según los datos recabados por PuntoMarket, aunque en esta cifra también se contabilizan los datos de las cajas de pequeño contenido, cuya cuantía no se ha podido desligar. A los problemas propios de la recesión económica (bajo consumo y un entumecido comercio internacional), se unen las mencionadas debilidades de los productos plásticos (su dependencia del petróleo y la influencia de la situación geopolítica del crudo, así como la entrada creciente de producto asiático). A todo esto hay que añadir la competencia de dos productos que en los últimos años han mostrado una fortaleza tremenda: los pools y el cartón ondulado.
Los primeros se han convertido en uno de los sectores más dinámicos del sector logístico, con continuos crecimientos incluso en periodos como el que hemos vivido. Según TRANSmarket, el sector (incluyendo también a los proveedores de pales y contenedores de madera) subió en 2009 un 7% hasta los 571 M€, cifras que probablemente se superarán de nuevo en 2010. En cuanto al cartón ondulado, se ha dado la vuelta a la tortilla de una forma sorprendente. Si a principios de la década pasada los fabricantes de cajas y contenedores de plástico consiguieron hacerse un hueco notable, y con grandes perspectivas de crecimiento, aprovechando los supuestos beneficios del plástico frente al cartón (es reutilizable y no genera residuos), ahora los fabricantes de cartón ondulado han sabido responder argumentando las ventajas medioambientales del cartón, aprovechando cierta corriente de animadversión reinante contra el plástico.