Tras el respiro que significó 2011 para el conjunto del sector de termoformados, bandejas y láminas, el ejercicio que ahora se cierra ha vuelto a traer malas noticias. La terrible atrofia del consumo en España pesa como una losa para una industria que hasta 2007 experimentó continuos crecimientos de la mano del éxito de la distribución organizada.
Tras varios cierres y reconversiones, parece que los grandes actores de este segmento encaran 2013 con la intención de aguantar la primera mitad del año y ver hasta que punto existe una recuperación en el segundo semestre. Las estrategias de los supervivientes parecen claras: por un lado ofrecer a los clientes grandes capacidades de producción con objeto de rebajar los precios finales de sus envases; y, por otro, profundizar en los packs con propiedades especiales, fundamentalmente con altas barreras, para responder en caso de que la demanda realmente se recupere a las nuevas necesidades del mercado.
A falta de conocer los datos del ejercicio que ahora termina, las empresas vinculadas a este segmento alcanzaron en 2011 unas ventas totales (sin desglosar , por tanto, la parte que corresponde específicamente al negocio que nos ocupa) del orden de los 875 M.
Se trata de un año en el que la estrategia de apostar casi a la desesperada por la exportación (empresa a priori bastante complicada, por cuanto se trata de un tipo de producto que tiene muy mala salida comercial a otros países), mostró unos resultados sorprendentes favorables, con una tasa de crecimiento del 12%. Una circunstancia que invitó, entre otros aspectos, a acometer inversiones en inmovilizado por parte de las compañías del sector.