Un estudio llevado a cabo por DS Smith señala que cada español tira a la basura anualmente más de 300 botellas de plástico, 160 vasos desechables de café y 270 latas de refrescos. En cuanto a envoltorios, nos deshacemos de 220 bolsas de patatas fritas, 400 envoltorios de otros snacks y 410 cajas o paquetes de cartón y papel de envasado. Además de estos envases de bebidas y alimentos, el informe también calcula que en España se tiran a la basura, cada año, un total de 415 M de botes de spray destinados a productos de limpieza y 465 M de botellas de champú.
El estudio de DS Smith también concluye que solamente un 3% de los españoles dice tener claro cuáles de estos envases pueden o no ser reciclados, frente al restante 97% que suele tener dudas. De hecho, los españoles admitimos reciclar únicamente el 50% de lo que podríamos reciclar, lo que supone un coste económico cuantificado por DS Smith en más de 125 M€ al año.
La falta de claridad a la hora de reciclar suele ser la culpable en la mayor parte de estos casos. En respuesta a esta situación, DS Smith ha publicado sus ‘ Principios de Diseño Circular ’ , con el objetivo de ayudar a las empresas a diseñar envases que tengan en cuenta su posterior reutilización y reciclabilidad para que, a su vez, sea más fácil para los consumidores formar parte de la Economía Circular. Estos principios se han desarrollado en colaboración con la Fundación Ellen MacArthur, líder mundial en Economía Circular.
El miedo a equivocarnos es lo que más nos frena a la hora de reciclar
Las cifras muestran que, cuando no están seguros de si un envase puede reciclarse, el 47,6% dicen que prefieren "ir a lo seguro" y tirarlo en el contenedor de basura general, perdiendo la oportunidad de reciclarlo. El 78% de los españoles admite incluso haber tirado a la basura general desechos que pensaban que podrían reciclarse, y el 17% de ellos lo justifica alegando que la etiqueta no dejaba claro cómo reciclarlo. Los expertos en sostenibilidad de DS Smith han catalogado a estas personas como "recicladores reacios al riesgo", y apuntan que este deseo de no contaminar por error la papelera de reciclaje podría significar que más de 7 Mt de materiales reciclables podrían ir a vertederos cada año.
Ignacio Montfort, Managing Director de DS Smith Iberia, ha señalado que “existe un deseo innegable del público de ayudar con la crisis climática, pero muchos de los envases aún no son reciclables, y la gente tiene dudas de qué envases van a cada contenedor". “Hemos lanzado nuestros ‘Principios de Diseño Circular’ para ayudar a las empresas a evolucionar y satisfacer las necesidades del público. Gracias a este conjunto de principios, podemos diseñar teniendo en cuenta la reciclabilidad, prever qué tipo de residuos generaremos, y crear el packaging que encaje en un modelo de Economía Circular, facilitando el etiquetado para ayudar a los consumidores a reciclar más".
En el otro extremo están los que tienen "voluntad de reciclar": el 34,8% de las personas que, ante la incertidumbre sobre si sus cajas, botellas y envases pueden reciclarse, los ponen en la papelera de reciclaje y esperan lo mejor. De estos, el 65% admite incluso haber tirado cosas que no se pueden reciclar a la papelera de reciclaje o haberlas puesto en la papelera de reciclaje incorrecta. De estos, el 39,8% señala que lo hace porque no saben dónde debería ir sino, y el 19,3% porque tiene la esperanza de que el envase tenga una segunda oportunidad y los recicladores lo coloquen en el contenedor correcto.
Más de la mitad (55,3%) acepta que incluso han tirado algo en el contenedor de reciclaje que todavía tenía comida y bebida, lo que contamina su reciclaje. Parte de la culpa la tiene también la pereza: el 13% ha tirado desperdicio general en la papelera de reciclaje porque “es más fácil”, mientras que el 21% lo ha hecho porque no estaban prestando atención. Además, el 19,4% de los españoles confiesa que rara vez o directamente nunca verifican las etiquetas antes de tirar un residuo a la basura de reciclaje.
La solución: mayor claridad
Sin embargo, lo que está claro es que tanto las personas que tienen esa voluntad de reciclar como aquellas que son reacias a arriesgar reciclando sufren los mismos problemas: unas normas y una información de reciclaje en los envases poco clarificadoras.
Más de la mitad de todos los encuestados dice que la información de reciclaje en el envase no está clara (53%) y casi un tercio (35,3%) apunta a que directamente no hay una etiqueta de reciclaje a seguir. Además de esto, el 19% señala que no conoce o entiende las normas de reciclaje del municipio en el que viven, mientras que el 25% admite que no saben en qué contenedores de reciclaje poner cada residuo.