El parón que ha traído el coronavirus a la industria en general se ha notado también en el sector de maquinaria de envasado, que ya venía sufriendo en los últimos años una ralentización en la entrada de pedidos. Independientemente de cuándo y cómo se ponga punto final a la pandemia, la estrategia del sector es más de largo recorrido y aunque depende del segmento que se analice (no es lo mismo el comportamiento de los proveedores de equipos de envasado vertical que los del sector de conservas) existen patrones básicos que más o menos se repiten en todos los casos, tal y como se puede comprobar en el último informe sectorial presentado por Publicaciones Alimarket. Estas son algunas de las claves que se desprenden del texto:

Un mundo 4.0

Es quizás la gran consecuencia que puede traer la actual crisis de la Covid-19. Tal y como se avanzó en otro informe sobre este nuevo modelo productivo publicado hace unos meses, una de las grandes enseñanzas de esta crisis es que hay que estar preparado para todo. El periodo de confinamiento que vivió Europa en la primavera supuso un desafío para todos los envasadores en un momento en el que además la demanda de productos alimentarios tuvo un comportamiento irracional. El cierre de fronteras, la necesidad de adaptar las fábricas con rapidez para fabricar variedades no disponibles y, por supuesto, las urgencias ante posibles paros de la producción por fallos mecánicos o porque necesita recambios ha puesto en evidencia que es imperativo tener una factoría mas descentralizada, autónoma y fluida, objetivos para los que el modelo productivo 4.0 tiene respuestas.

Aunque se ha notado cierto incremento en el volumen de pedidos de los modelos de equipos más vanguardistas parece que aún falta camino por andar, especialmente entre las pymes alimentarias, para que se acepten algunos de los principios de este modelo pero nadie duda de que en cuanto la situación se estabilice la maquinaria inteligente va a ser el motor de la industria.

¿Hay donde salir?

En los años en los que el mercado interno ha mostrado debilidad, siempre ha acudido al rescate del sector de maquinaria la exportación. El buen nivel tecnológico de la industria española y las fluidas relaciones comerciales con dos áreas en concreto (Latinoamérica y Europa) han permitido al sector capear temporales más o menos duros. No está siendo así en 2020, un año en el que todos los perfiles de las economías (desarrolladas y en vías) han sufrido la misma situación. Según Alimarket Envase, en 2019 el sector aumentó su cifra un 6,2% en este capítulo, porcentaje considerable para un año en el que se vivió un ligero retroceso en los datos totales.

El panorama resulta especialmente complicado en este sector cuando se observa que sus mercados “naturales” tienen dificultades permanentes. La gran enseñanza es que es necesario diversificar aún más. Asia, que empezó el año encaminándose a la recesión, ha sido capaz de remontar con rapidez y, a la inversa, Norteamérica, comenzó el año en muy buen estado de forma con un drástico empeoramiento según avanzaba el año y la pandemia. Nunca ha sido más claro que este año las ventajas que tiene diversificar riesgos.

El medio ambiente sigue presente

Independientemente del segmento o producto, la apuesta más segura del mercado es ahora mismo la sostenibilidad. Con una opinión pública a favor y una acción institucional que busca claramente un cambio en la forma en que consumimos, el objetivo de los fabricantes de maquinaria es contribuir a esta tendencia a partir de una premisa general: emplear menos plástico. La acción se nota sobre todo en campos como el termosellado y el termoformado, donde el papel y las alternativas renovables se ha ido abriendo poco a poco hueco, con proyectos que implican a empresas como Multivac, Grupalia o Grupo Fabbri, pero también en otros sectores como el envasado vertical, con Goglio, Sorma o Giró u horizontal, con Ulma y Nutri Pack como algunos de sus ejemplos más destacados.

Se trata de una tendencia que se antoja como absolutamente imparable a corto plazo en la que la mayor parte de las empresas llevan trabajando desde hace mucho tiempo que, sin embargo, la situación actual ha frenado en la medida en que se han priorizado otras cuestiones como la seguridad y los altos niveles de producción.

Reordenar la casa

En el periodo inmediatamente anterior a la pandemia, el sector ha vivido unos años de mucho movimiento. Ante un escenario en el que se prevé que los clientes prioricen al proveedor más completo, los grandes del sector han priorizado el desarrollo de nuevas soluciones que amplíen su catálogo al tiempo que se realizaban compras selectivas en aquellos nichos en los que otras empresas podían aportar un valor.

En el bienio que nos ocupa, la mayor parte de estas empresas han optado por abordar un proceso de racionalización de estructuras que han crecido quizá un poco desordenadamente para generar sinergias y abordar mejor el futuro, una estrategia que en no se vio variada por la actual crisis. Es el caso de empresas punteras como Volpak, Bossar, Mespack, el grupo Bosch o Ima, empresas todas que han reforzado su estructura siguiendo distintos caminos y que, junto con una inversión productiva constante, quieren aprovechar las oportunidades que ofrecerá el mercado en un escenario más estable.

Nuevos caminos

Crisis suele ser también un sinónimo de oportunidad. Aunque las empresas del mercado de la alimentación han estado muy activas estos meses, se han roto dinámicas, en especial con el lanzamiento de nuevos productos, que habitualmente es la forma que tienen los envasadores para probar nuevas tecnologías. Junto con la explosión que han vivido campos alimentarios concretos, en especial productos de larga duración, como las conservas, los proveedores de maquinaria han visto también como surgían oportunidades en campos habitualmente ajenos, sobre todo relacionados con la higiene o los productos sanitarios.

Uno de los campos que más beneficiado ha salido es el de flow-pack, donde se ha multiplicado el uso de estos equipos para envasar de forma segura todo tipo de productos, desde mascarillas hasta toallitas antivíricas pasando por pruebas de detección. Es quizás la prueba más pertinente de las sobradas capacidades de esta industria para adaptarse a cualquier tipo de terreno.