El sector de etiquetas ha cerrado 2020 con una caída de un 4% de facturación respecto al año anterior, en el caso de España, y del 7% en Portugal, según datos de la encuesta de mercado realizada por Aifec. Los resultados del informe, que ha sido supervisado por el Grupo de Próxima Generación de la asociación, muestran que los sectores más beneficiados han sido alimentación, que se ha incrementado un 2%, farmacia (+2,7%) e higiene y limpieza, con un 2% de subida. A su vez, el sector de bebidas y el de perfumería y cosmética han sido los más afectados con caídas entre el 2% y el 4%. También la encuesta muestra una reducción del empleo en torno 3%. Estos resultados confirman "la extraordinaria capacidad de respuesta del sector ante la situación de crisis sanitaria vivida en 2020".
Para analizar la situación de la industria de etiquetas en continuo, Aifec también ha contado con las aportaciones de un conjunto de suministradores y proveedores del sector. Éstos han concluido que las empresas del sector de etiquetas en continuo fueron muy ágiles y pudieron adaptarse rápidamente a la nueva situación que se produjo durante el 2020, manteniendo la producción del sector al 90%. "Gracias a la capacidad de adaptación de las empresas y al esfuerzo de los trabajadores, el sector evitó el desabastecimiento de productos tan necesarios en una situación de crisis sanitaria, como los de alimentación, farmacia, higiene o limpieza".
Solidez, solvencia y capacidad de adaptación
Así, para Antonio Lladró de Lapeyra & Taltavull el retroceso experimentado por la industria de etiquetas “es mucho mejor de la situación que se esperaba al acabar el primer trimestre del año pasado”. El sector ha notado muy poco las turbulencias económicas y de producción que se han dado en este año por la pandemia, comenta Andrés Masegosa de Andrés Masegosa-Ibeslab, que destaca tres aspectos principales del sector para que se haya producido este hecho: “solidez, solvencia con unos compromisos de pagos y flujo financiero estables y su capacidad de adaptación de los productos a la demanda excepcional y de organizar la producción y los recursos humanos de modo que el sector haya podido responder adecuadamente a las circunstancias”.
Para Albert Arqué de Comercial Arqué, que se hayan presentes en un amplio abanico de mercados (textil, automoción, industria cosmética, seguridad, logístico, industria gráfica , industrias del mueble y perfil , …) “el efecto ha sido completamente diferente desde el punto de vista de la afectación que ha sufrido cada uno” aunque sí ha permitido determinar “la madurez y consistencia de la industria de la etiqueta en continuo en la Península Ibérica”.
En la mayoría de las empresas del sector se percibe una época de cambios asociados a la conjunción de distintos factores que están relacionados con temas coyunturales como es la pandemia, pero -como explica Jokin Iruretagoiena de Lemu Group– “también a otros más estructurales como una tendencia a la concentración de fabricantes y también al gran incremento del volumen de etiquetas de logística y supermercado asociados a los nuevos hábitos de consumo. Los fabricantes de etiquetas están experimentando que todo esto les obliga a modificar su forma de trabajo para ser más eficientes, pero a su vez, los que se mueven encuentran nuevas oportunidades de negocio”.
Jordi Grau, de Xeikon, apunta que los efectos derivados de la pandemia se pueden distinguir en dos vertientes: la estructural, y la coyuntural o de corto plazo. “Respecto a la primera, la situación generada por la Covid ha sido un catalizador importantísimo para acelerar las tendencias ya existentes desde hace algunos años en nuestra industria y de las que estimamos no habrá una vuelta atrás una vez la situación médica vaya mejorando. Así, la multiplicación de modelos de etiquetas por una cada vez mayor oferta y segmentación de mercados, las tiradas medias cada vez más cortas, los menores tiempos de fabricación y una tendencia cada vez mayor a la inclusión de todo tipo de servicios de valor añadido en las etiquetas (personalización, seguridad, logística de entrega) son una evidencia diaria en la gran mayoría de áreas del mercado de la etiqueta”. Y añade “dentro del segundo apartado, los efectos coyunturales difieren mucho según el segmento del que se trate. El impacto ha sido mayor cuanto más afectada ha sido una industria o sector de servicios por las medidas adoptadas para la contención de la pandemia. Y las consecuencias a corto plazo dependerán en última instancia de cómo vayan evolucionando las cifras de contagios y el calendario de vacunación, lo que se tarde en normalizar la economía y las medidas de apoyo a la industria que se adopten por parte de las Administraciones”.
En definitiva, como apunta el representante de Xeikon “la suma de los análisis a corto y largo plazo obligan a adoptar modelos de gestión basados en la máxima productividad por unidad de trabajo y con la mayor eficiencia en costes totales, con lo que las guías de gestión incluidas en el modelo de Industria 4.0 cobran la máxima importancia”.
Otro factor que ha estado presente durante todo el año 2020 ha sido la incertidumbre de la que no se ha librado el sector fabricación de etiquetas. Como bien dice Enric Vela de Maquinaria Esagraf la situación provocó que “las inversiones se congelaran hasta noviembre aunque el cierre del año fue mejor de lo esperado pero el ritmo de producción de los fabricantes de etiqueta sí se ha visto seriamente afectado por el Covid ya que los pedidos son casi todos urgentes y hay bastante estrés en la producción”.
Impulso digital
También derivado de la situación de pandemia ha sido el cambio de hábitos en los consumidores que han modificado las necesidades de embalaje por parte de las marcas, acentuando unas tendencias que ya estaban en marcha y que analizamos en detalle en el último Informe Alimarket sobre Impresión Digital. Como apunta Eva Rodrigo de HP “básicamente, esas necesidades son: tiradas cada vez más cortas, servicio inmediato, valor añadido, diferenciación, y por encima de todo sostenibilidad. Este contexto inevitablemente ha provocado una mayor necesidad de soluciones digitales que, por definición, resuelven de forma óptima y rentable las necesidades antes descritas. Por esta razón, muchos de nuestros clientes se han visto favorecidos experimentando crecimientos importantes en algunos casos”.
Tony García de Sistrade apunta que como proveedor de sistemas MIS | ERP han sentido el enorme aumento en términos de búsqueda de soluciones de digitalización y automatización de las empresas. “Las medidas que exigían incrementar el trabajo a distancia transformaron su punto de vista, y si antes los sistemas de gestión se veían como una opción, hoy se ven como algo imprescindible”.
Este empuje provocado por la crisis sanitaria hacia la industria 4.0 también es compartido por Rafael Carbonell de Durst Image Technology Ibérica para quien “es evidente que ante los momentos de incertidumbre vividos y la gran competencia en precios, que lógicamente se vio incrementada durante el pasado año, el sector ha tenido que tomar decisiones estratégicas que pueden suponer un cambio de paradigma en el futuro. En este sentido, podemos decir que la idea de la digitalización de los procesos de producción, de los flujos de trabajo y de la venta, en resumen, de la industria 4.0., que ya había adquirido cierto protagonismo en el sector, se consolidó el pasado año como el próximo hito a alcanzar. Este nuevo paso debería suponer una mejora cuantitativa y cualitativa en términos de competitividad y productividad. Lo mismo cabe decirse de la incorporación y puesta en marcha de soluciones digitales de producción. Sin embargo, pocos proyectos se materializaron el pasado año, ya que muchas empresas decidieron aplazar sus inversiones temporalmente, esperando un momento de mayor certidumbre y nosotros, como proveedores, observamos que dicho momento se acerca a buen paso".