Vidrala ha dado a conocer a los ganadores de la IX edición del Master Glass Design Contest, cuyo objetivo es fomentar la creatividad y la innovación de estudiantes de Diseño Industrial, Diseño Gráfico, Ingenierías, Artes Gráficas y otras disciplinas afines de España y Portugal. Este año, el jurado ha otorgado el primer premio al proyecto ‘Tomagrow’, de Ferran Delgado y Max Puig, estudiantes de la Escola Politècnica Superior d'Enginyeria de Vilanova i la Geltrú (EPSEVG).

El Master Glass Design Contest es una iniciativa de Vidrala para fomentar la creación de envases innovadores y sostenibles. Este certamen también tiene como objetivo dar visibilidad al talento joven proporcionando a los estudiantes una plataforma para mostrar su creatividad y habilidades ante expertos de la industria. El concurso, organizado en colaboración con la Universidad de Deusto y la Asociación de Diseño Vasco (EIDE), premia a los ganadores con un viaje al Salón del Mueble durante la Design Week de Milán.

En la fase final del concurso, diez finalistas presentaron y defendieron sus proyectos ante un jurado compuesto por profesionales del sector, representantes de Vidrala, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto y miembros de EIDE. Los criterios de evaluación de los proyectos finalistas se enfocan en conceptos como la innovación, funcionalidad, viabilidad y sostenibilidad de los mismos. El Jurado de esta edición ha estado formado por Ainhoa Martín, presidenta de la Confederación de Escuelas de Artes Plásticas y Diseño de España; Josyane Franc, asesora de redes internacionales de diseño y Embajadora de la Cité du Design and Saint-Étienne School of Art and Design (ESADSE); Angélica Barco, presidenta de EIDE y directora de Angélica Barco Studio; Marcelo Leslabay, profesor de Diseño de la Universidad de Deusto; y Asier Etxebarría, director de Diseño y Producto del Grupo Vidrala.

‘Tomagrow’ es un proyecto que combina innovación, funcionalidad y sostenibilidad en un único envase. El envase de vidrio, diseñado en forma de tomate de pera para evocar el ingrediente principal del gazpacho, no solo es visualmente atractivo, también ecológico. El tapón de corcho natural contiene una cápsula biodegradable con una semilla en su interior. Tras consumir el gazpacho, la botella se puede limpiar y transformar en una maceta, favoreciendo una reutilización secundaria. El jurado destacó el interesante equilibrio entre forma y función del envase, considerándolo un producto circular que aporta una nueva tipología inexistente hasta ahora para el gazpacho. Señalaron que el envase de 750 ml es útil para el consumo final, facilitando evitar el desperdicio alimentario. El concepto global del proyecto es sólido y refleja valores presentes en la sociedad actual, como la sostenibilidad y la circularidad. No obstante, mencionaron que la viabilidad del proyecto está abierta a mejoras técnicas.

El primero de los tres accésit correspondió a ‘Le Curdé’, una botella apilable que mantiene la esencia de lujo asociada a un licor de alta calidad. Este diseño versátil incluye platos extruidos con salientes e intersticios circulares que facilitan su apilamiento y manejo. Las caras planas de la botella permiten apoyarla de manera estable en cualquier posición. El packaging secundario, consiste en un six-pack dentro de un empaque de aluminio que asegura los elementos y facilita su transporte, integrándose en la economía circular con una política de retornabilidad. El jurado apreció la forma innovadora y funcional del envase, destacando que puede colocarse en cualquier posición gracias a su diseño conceptual. Consideraron que el formato es adecuado para bebidas de alta graduación y el hecho de que sea reutilizable para albergar otros líquidos lo hace funcionalmente innovador. Resaltaron también el concepto monodosis y la idea de venderlo en supermercados en pack, lo que mejora su viabilidad comercial, así como su circularidad. El autor del proyecto es Carlos Noguera, estudiante de la Universidad Antonio de Nebrija.

El segundo accésit fue para ‘La Terreta’, un envase de aceite de oliva de 200 ml, reciclable y biodegradable, inspirado en la forma de los troncos de olivo. Este diseño moderno y ergonómico se distingue por su relación con el olivo, el aceite y la aceitera. Permite rellenar la botella y cuenta con un novedoso dosificador para evitar el desperdicio, convirtiéndose en un producto ideal para el hogar. El jurado elogió su elegancia y funcionalidad, destacando su capacidad para comunicar claramente su contenido. La ergonomía del diseño, que se adapta perfectamente a la mano, y el formato cómodo de 200 ml fueron bien recibidos. Consideraron la propuesta innovadora por su sistema de recolección de la gota y el dosificador. También mencionaron que el producto es típico en los hogares españoles, siendo una buena idea para tener en casa y rellenarla, dándole una segunda vida al envase. La autora del proyecto es Lorena Salas, estudiante de la Escola d'Art i Superior de Disseny de València (EASD València).

La relación de accésits concedidos se completa con ‘Glassoliv’, una botella para aceite de oliva virgen, inspirada en la perfumería de lujo. El tapón de vidrio simboliza una oliva, mientras que la botella verde reciclada representa el aceite. Equipado con un pulverizador, el envase no solo destaca por su diseño elegante, sino que también ofrece múltiples usos secundarios que prolongan su vida útil. El jurado apuntó la originalidad y sofisticación del diseño, el cual ha sabido realzar la calidad del aceite virgen extra, comparándolo con un perfume de alto nivel. La utilización de un pulverizador como dispositivo de aplicación fue vista como un toque innovador que refuerza la idea de lujo y exclusividad, en consonancia con el concepto de representar un perfume. También consideraron que el formato es interesante para regalo por su representatividad del producto que alberga. La autora del proyecto es Laura Ramos, estudiante de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja (ESDIR).