El proyecto europeo ‘Redysign’ celebró su primer año en Tallin (Estonia), un periodo en el que ha trabajado en el desarrollo de una alternativa reciclable y de base biológica para los envases de productos cárnicos hechos con materiales lignocelulósicos. Con motivo de la tercera reunión presencial de consorcio, 13 socios del proyecto se reunieron los días 9 y 10 de octubre.

A lo largo de este primer año se ha llevado a cabo importantes avances en la creación de un nuevo envase biobasado, reciclable e inteligente. A través del desarrollo de tecnologías innovadoras, esta iniciativa tiene como propósito final desarrollar todos los productos intermedios del envase (la bandeja, el recubrimiento, la almohadilla absorbente y el film-tapa transparente), empleando casi exclusivamente materiales derivados de la madera. En esta línea, se han alcanzado diversos hitos en el progreso de las líneas de trabajo establecidas. Uno de los destacados ha sido el progreso en el procesamiento de la fibra de la madera.

En este sentido, se han realizado avances en la disminución del consumo de energía en la producción de fibra, así como de agua a través del desarrollo de la funcionalización de fibras de alta consistencia. Además, se han obtenido los primeros resultados en la formulación del producto biobasado para la adhesión del film a la bandeja. Asimismo, destaca el progreso en las tareas para la mejora de la trazabilidad del nuevo envase incluyendo las pruebas de los materiales y sustratos a emplear como sensores de degradación del alimento; puesta a punto de los marcadores de trazabilidad y contaminantes; e identificación de los marcadores para poder realizar una adecuada clasificación.

En último lugar, es importante destacar el trabajo realizado para la elaboración del plan de acción para evaluar los aspectos medioambientales de las innovaciones que se desarrollan en el marco del proyecto mediante el uso de la metodología denominada Evaluación del Ciclo de Vida (LCA). En colaboración con los socios tecnológicos, se han definido los flujos de proceso para cada innovación y se ha realizado un cribado inicial de sustancias previstas en la fase de fabricación para evaluar la disponibilidad de datos químicos.

Además, el consorcio ha establecido y validado la línea base para el análisis de puntos críticos de la LCA, que servirá como referencia para definir categorías de impacto ambiental y compararlas con soluciones de envases innovadores. Entre las últimas acciones, se han comenzado a desarrollar cuestionarios para completar los inventarios de ciclo de vida recogiendo datos de masa y energía que se encuentran en curso.