Un estudio publicado recientemente por el departamento de sostenibilidad del Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE) pone de manifiesto que las emisiones generadas en el transporte son un aspecto clave a tener en cuenta cuando se cuantifica el impacto ambiental global del reciclaje (ITENE, 2012).

Tal y como se indica en el estudio, “si se analiza la contribución de cada una de las etapas consideradas en el balance ambiental global de los procesos de gestión de residuos y, en concreto, del reciclado, las operaciones de transporte contribuyen significativamente en el impacto ambiental de los procesos”. Los beneficios del reciclaje se ven por tanto claramente afectados cuando éste no se realiza a nivel local, como es el caso del papel usado que es transportado desde España a China para ser reciclado en el continente asiático.

De acuerdo a los datos ofrecidos por el estudio, el transporte desde España a China de 1 contenedor con 25 t de papel para reciclar supone un impacto en el calentamiento global de entre 4.793 y 7.240 kg de emisiones de CO2 equivalentes. Por otra parte, y de acuerdo a datos de la Unión Europea, reciclar 1 kg de papel en lugar de llevarlo al vertedero evita 900 g de emisiones de CO2 (European Commission, 2011). Estas cifras indican que los beneficios potenciales del reciclado de papel se ven reducidos en un 30% debido al impacto ambiental generado en el transporte del papel para reciclar desde España a China.

El balance neto del proceso de reciclaje, incluyendo la etapa de transporte, sigue siendo positivo desde un punto de vista ambiental. Sin embargo, fomentando el reciclado de papel y cartón a nivel local se lograría un balance mucho más positivo; concretamente el ahorro en emisiones de CO2 equivalente aumentaría en un 30%. Es decir, si en lugar de enviarlo a China el papel se reciclara en España, se evitaría el impacto ambiental generado en el transporte, lo que aumentaría considerablemente los ahorros de emisiones de CO2 obtenidos con el reciclado.

En este sentido, es importante destacar que a pesar de que Europa es excedentaria en lo que a papel para reciclar se refiere, los datos estadísticos de la Confederación Europea de la Industria del Papel (CEPI, 2011) indican que España es deficitaria en papel para reciclar puesto que los volúmenes de reciclaje de papel son superiores a los volúmenes de recuperación del mismo. Estas cifras indican además que España dispone de capacidad de reciclaje suficiente por lo que el papel para reciclar que es actualmente exportado a China no sería enviado a vertedero sino todo lo contrario, sería reciclado a nivel local, lo que aumentaría significativamente los beneficios ambientales del reciclaje al evitar las sobrecargas ambientales derivadas del transporte.

Con todo ello, el estudio realizado ofrece datos rigurosos acerca del impacto ambiental de los procesos de transporte en la gestión de residuos (en este caso papel para reciclar) que aportan una justificación clara para la priorización del reciclado de papel y cartón en la Unión Europea.

Para dar una idea de lo que supone ese 30% de ahorro en emisiones, el estudio estima que el transporte de papel para reciclar desde España a China llevado a cabo en 2010 ha supuesto el equivalente a las emisiones de CO2 equivalente generadas por: la iluminación de 190.000 hogares durante un año, el alumbrado público de una ciudad como Valencia durante más de 3 años o el consumo energético de más de un millón de ordenadores de oficina.

Por último, es importante destacar que con el fin de aportar la máxima transparencia y objetividad a los cálculos así como garantizar su representatividad y rigor, el estudio se ha centrado únicamente en la evaluación del impacto ambiental de los procesos de transporte de papel para reciclar desde España a China, sin ser objeto del estudio la evaluación de los impactos sociales o económicos derivados de las exportaciones de papel para reciclar desde España a China así como el proceso de reciclado en sí mismo. En este sentido, el estudio se ha realizado de acuerdo a una metodología internacionalmente reconocida en la cuantificación de los impactos ambientales como es el Análisis de Ciclo de Vida (ACV).