Un grupo de empresas ha puesto en marcha el proyecto 'Doria', que busca
desarrollar envases de plástico comerciales que incorporen compuestos naturales activos presentes en subproductos del sector vitivinícola. 'Doria' surge para cubrir necesidades diversas de las empresas que participan en el proyecto: la bodega López Morenas, la cooperativa vinícola Cave San José, el fabricante de envases de PET Resilux Ibérica Packaging y el Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario Extremadura (CTAEX), que participa como gestor y responsable de I+D. En concreto, Resilux Ibérica busca con este proyecto nuevos nichos de mercado en el sector del vino y se sumerge en un proyecto de I+D+i contribuyendo a hacer algo que supondrá un salto cualitativo y cuantitativo en el sector: cambiar el embotellamiento del vino del vidrio a un plástico capaz de conservar en mejores condiciones el vino, igualando e incluso mejorando todas las propiedades del vidrio.
Según Abel Crespo, responsable del área de Tecnología Alimentaria de Apex y coordinador del proyecto, “el objetivo del consorcio es el desarrollo de envases de plástico comerciales, que incorporen compuestos naturales activos, obtenidos a través de los polifenoles encontrados en los subproductos y residuos de Cave San José”.
Crespo explica que “la idea es obtener esos compuestos activos, estabilizarlos e incorporarlos a un envase especial, un envase activo que permita conservar mejor los productos que va a contener”. A partir de ahí, añade, “buscamos la manera de trabajar con ello tratando de incorporar las propiedades al plástico para la conservación del vino”, un trabajo para el que ha contado con la colaboración de la investigadora y enóloga, Ana Serrano, además de todo el equipo de la planta piloto alimentaria.
Según Crespo, “el vino está muy acostumbrado a ser envasado en vidrio y aunque el plástico no preserva igual las cualidades de bebidas y alimentos, puesto que tiene menos capacidad aislante, puede dar una serie de ventajas dado que se maneja mejor, puedes jugar más con la estética y a nivel de exportación, almacenamiento y transporte, tiene unas enormes ventajas al pesar menos y ser más flexibles”.
Para ello, la tarea se ha basado en incorporar, al desarrollo normal de envases PET, compuestos antioxidantes como aditivo natural “con lo cual vamos a tener un envase que tiene la propiedad de conservar mejor los vinos además de que se elaborarán nuevos productos”, añade Abel.
Las etapas para conseguirlo son varias y se corresponden con cada una de las empresas participantes. Primero hay que desarrollar un método de acondicionamiento de las lías y orujos del vino para poder extraer después los polifenoles y conservarlos en las mejores condiciones, para lo cual se ha aplicado el método de extracción con disolventes. A ello se suma la utilización de la encapsulación como tecnología “para proteger los polifenoles de la degradación térmica que sufrirán en el proceso de inyección en el envase y desarrollar un método de deshidratación para preservar la capacidad anti oxidante del extracto obtenido”, explica Crespo.
En la actualidad, el proyecto se encuentra bastante adelantado. “Ya hemos logrado estabilizar esos subproductos; hemos logrado obtenerlos en polvo y hemos logrado suministrarlo a la empresa de envases en la forma preferida: inyectarlos como masterbach, un concentrado de material plástico, que se diluye en el plástico general, explica Abel Crespo. “Ahora tenemos que investigar cómo se comporta con los productos desarrollados y estudiar su vida útil”, añade.