La impresión digital en segmentos industriales, una nueva vía de rentabilidad

En los últimos años, ciertos equipos originalmente desarrollados para dar servicio en el mercado de la fabricación industrial de etiquetas, están encontrando nuevas vías de expansión al revelarse como sistemas adecuados para ser integrados en plantas de producción de diferentes segmentos industriales como la impresión de papel aplacable para la fabricación de molduras y rodapiés o como forma de integración de procesos en empresas de fabricación de otros productos que precisan de etiquetado rápido y sencillo.

Sin duda, la tecnología de impresión digital a niveles industriales y, en particular, la impresión digital por inyección de tinta está revolucionando los métodos de producción en múltiples industrias y la práctica totalidad de segmentos de la industria gráfica. Del gran formato a la etiqueta y de la cerámica al textil, pasando por el packaging, el éxito cosechado por esta tecnología en los últimos años es innegable.

Nuevas aplicaciones para los sistemas de impresión digital

A lo largo de la última década, un amplio abanico de fabricantes ha presentado sistemas de impresión digital orientados, en inicio, hacia determinados segmentos de la industria gráfica (gran formato, comercial, etiquetado, packaging…) donde se le veía una clara aplicación inmediata. Sin embargo, de forma un tanto sorpresiva incluso para los propios fabricantes, algunos de esos equipos, además se han revelado como extremadamente útiles para aplicaciones diferentes a la que originalmente motivó su desarrollo. Uno de estos equipos, capaces de transcender su aplicación primaria es el sistema 'PicoColour' de Dantex, comercializado por Dugopa en España y Portugal.

El sistema de impresión digital y acabado en línea 'Dantex PicoColour' fue originalmente desarrollado pensando en el pequeño y mediano fabricante de etiquetas, pero de forma paralela cada vez se está extendiendo más en otros segmentos que han encontrado en este equipo una vía para incrementar la rentabilidad de su producción, sustituyendo a procesos analógicos o bien como medio ideal para internalizar un proceso que previamente tenían externalizado, integrando así su beneficio operativo asociado. Un claro ejemplo del primer caso lo encontramos en los fabricantes de molduras y rodapiés, que normalmente compraban papel preimpreso, con decoraciones de madera, para posteriormente aplacarlo sobre sus productos y que, cada vez más, están optando por imprimirlo ellos mismos.

Por otra parte, dentro de la segunda categoría mencionada, encontramos un creciente número de pequeños y medianos productores hortofrutícolas (hortalizas, conservas, frutas y sus envasadores), fabricantes industriales (pinturas, barnices, químicos…) y pequeños productores de bebidas (cervezas artesanales, pequeñas bodegas), que han encontrado en la impresión digital una forma factible de integrar en la estructura de su empresa un proceso, con su correspondiente margen industrial.

Simplicidad, la clave del éxito

Todo esto ha sido posible gracias al salto de gigante, en cuanto a simplicidad, que implica la impresión digital con respecto a las técnicas tradicionales de reproducción de imagen, englobadas en el sector de la Artes Gráficas. Hasta la aparición de los modernos y sencillos sistemas de impresión digital industrial, la producción gráfica exigía inexorablemente grandes inversiones y profesionales especializados en cada técnica de impresión (flexografía, offset, serigrafía…). Sin embargo, en la actualidad, la impresión digital es capaz de alcanzar resultados equiparables, en muchos casos, de forma prácticamente automatizada e infinitamente más sencilla. Y ese, ha sido el secreto de su éxito. Por supuesto, con lo anterior no se pretende transmitir la falsa idea de que la impresión digital pueda sustituir en todo caso al profesional de artes gráficas tradicionales. Hay y habrá muchos casos en los que la complejidad del trabajo (existen etiquetas que son auténticas obras de arte) o los tamaños de tirada necesarios exijan la participación de una empresa especializada y la concurrencia de profesionales del oficio gráfico.

Sin embargo, también hay muchos casos en que esto ya no resulta imprescindible. Muchos pequeños y medianos productores o envasadores de productos alimenticios, por ejemplo, consumen elevadas cantidades de etiquetas “sencillas”, entendiendo por sencillas aquellas que únicamente incorporan impresión, prescindiendo de otro tipo de elaboraciones como stampings o detalles serigráficos. En muchos casos, la etiqueta simplemente reproduce una imagen, lo más atractiva posible, que puede materializarse perfectamente mediante una cuatricromía estándar. Es en estos casos en los que la internalización del proceso de producción de etiquetas ofrece una clara ventaja competitiva, mejorando la capacidad de respuesta en producción y aportando un margen adicional a la empresa.

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