El Gobierno busca eliminar las bolsas de plástico del lineal hortofrutícola

El Ministerio para la Transición Ecológica contempla en el texto de su nuevo Real Decreto de envases y residuos de envase, a punto de salir a información pública, que los productos hortofrutícolas a la venta vía comercio minorista no puedan ser despachados en bolsas de plástico, las tradicionales bolsas de "block" o de mercado, a partir de 2023, según han señalado fuentes conocedoras al diario El País, una medida que iría acompañada de otras acciones para impulsar la venta a granel.

El objetivo es que los establecimientos promocionen de una forma activa la venta de producto a granel, así como de productos frescos sin emplear ningún tipo de packaging, permitiendo, entre otras opciones, que el cliente pueda portar sus propios recipientes reutilizables para que sea usados y sellados en el punto de venta, una medida que ya en el pasado ha generado una importante polémica por las consecuencias legales que acarrearía en torno a la seguridad alimentaria.

Espejo de la norma francesa

La medida sigue la estela de la nueva ley francesa antidesperdicio y por una economía circular (Ley AGEC) aprobada justo antes del inicio de la pandemia después de casi cuatro años de discusiones, cuyo centro gravitacional es la reducción de una forma drástica del volumen de desperdicios alimentarios, así como de la dependencia del plástico en la sociedad francesa. La norma gala establecía el fin del plástico de un solo uso tradicional para 2040 fijando una importante parada en enero de 2022, que será cuando entre en vigor la parte relativa a las bolsas plásticas para el sector hortofrutícola.

El legislador francés estableció que a partir de esa fecha todos los comercios minoristas que vendan frutas y hortalizas sin transformar en Francia deberán hacerlo sin ningún tipo de packaging a base de plástico, dejando fuera las ventas por encima de 1,5 kg, así como aquellos productos cuya venta a granel suponga un riesgo de deterioro del producto. Como acción complementaria, se prohíben también las pegatinas sobre las unidades individuales de frutas y hortalizas, que se utilizan principalmente para indicar la marca comercial, a no ser que dichas pegatinas se hayan fabricado con material compostable o en papel.

La normativa también busca reducir el nivel de confusión que actualmente existe entre la población con términos como “biodegradable” o “respetuoso con el medio ambiente” que, en aquellos casos en los que sean visibles en el producto, deberán de eser eliminadas. Incluso en el caso de los materiales compostables, con vistas a mejorar la gestión del residuo, se incluirá una mención para que el packaging no sea abandonado en la naturaleza.

En la práctica, el cambio normativo francés no está teniendo un impacto exagerado en las grandes cadenas, que, al igual que en España, llevan años adaptando sus productos en favor de materiales biodegradables y, sobre todo, compostables, como el papel o los bioplásticos. Más complejo si cabe será el golpe en establecimientos minoristas al margen de los operadores top, con más dificultades para acceder a las alternativas legales. Francia lleva más de una década legislando para que el plástico tenga cada vez un menor peso en la economía y de hecho fue uno de los primeros países en adoptar medidas para aparcar las bolsas comerciales de plástico tradicional en favor de nuevas soluciones.

Menos packaging de un solo uso en las bebidas

Volviendo al caso de España, de acuerdo a la información que ha salido a la luz, se buscará también una reducción del 50% de la venta de botellas de plástico para bebidas en 2030 con el objetivo añadido de lograr que el 100% de los envases puestos en el mercado en esa fecha sean reciclables, aspectos estos últimos que ya estaban incluidos en el borrador de la ley de residuos y suelos contaminados presentada a mediados del año pasado y de la que el anunciado Real Decreto sería un complemento.

Al igual que la ley francesa, el texto que ha avanzado el Gobierno a distintas ONGs medioambientales también plantea ambiciosos objetivos relativos a los envases reutilizables, marcando como meta que en 2025 el 50% de los envases vendidos en el canal horeca sean reutilizables, un porcentaje que debería de llegar al 60% en 2030 (un 80% y 90% en el caso de las cervezas y un 70% y un 80% para las bebidas refrescantes). Respecto al gran consumo, el objetivo es que en 2025 un 10% de las bebidas que se vendan empleen esta tipología alcanzando el 20% en 2030. En el caso del agua, las informaciones recogidas apuntan a que se buscarán fórmulas para que el consumidor tenga a su disposición alternativas a la venta de bebidas de envasadas y vasos de un solo uso en eventos públicos en 2023 en una nueva alusión al uso de fórmulas reutilizables.

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