Los sectores agroalimentarios españoles han firmado un manifiesto por el que urgen a la Presidencia Española en la UE a preservar la seguridad jurídica y alimentaria en el futuro Reglamento Europeo de Envases y Residuos de Envases (PPWR), un documento que ha sido rubricado por ACES (Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados), ACE (Alianza para los Cartones para Alimentos y Bebidas por el Medio Ambiente), AFCO (Asociación Española de Fabricantes de Envases y Embalajes de Cartón Ondulado), ANGED (Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución), ASEDAS (Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados), ASPAPEL (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón), COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), FENIL (Federación Nacional de Industrias Lácteas), REPACAR (Asociación Española de Recicladores, Recuperadores de Papel y Cartón), Marcas de Restauración (Asociación Empresarial de Marcas de Restauración) y Zumos y Gazpachos de España (Asociación Nacional de Fabricantes de Zumos y Gazpachos).
En él piden que las medidas implementadas salvaguarden la seguridad y calidad de los productos agroalimentarios distribuidos y exportados en España, así como garantizar una mayor seguridad jurídica para que las empresas del sector puedan adaptarse progresivamente a los objetivos de reutilización, recogida y reciclaje del futuro Reglamento Europeo de Envases.
Durante los últimos años, la industria agroalimentaria ha desarrollado esfuerzos para alcanzar mejores prácticas en materia de economía circular, como la reducción de plásticos o la sustitución de los materiales por otros reciclables. Sin embargo, las organizaciones firmantes coinciden en señalar que la nueva legislación, no solo deberá incentivar soluciones que contribuyan a minimizar el impacto sobre el medio ambiente de los envases agroalimentarios, sino también garantizar que los objetivos del Reglamento protegen la calidad, la seguridad alimentaria y sanitaria, y la disponibilidad de los alimentos en todas partes tal y como establece la Estrategia Europea de la Granja a la Mesa.
Emilio Oviedo, director para Iberia de la Alianza para los Cartones para Alimentos y Bebidas por el Medio Ambiente (ACE) explica a este respecto que “hasta la fecha ya se han invertido aproximadamente 200 M para aumentar la capacidad de reciclaje de envases de cartón para bebidas en la UE y se planea invertir otros 120 M para 2027, lo que lo convierten al español en unos de los sistemas de reciclaje y recogida más eficientes del mundo. Simultáneamente, se está invirtiendo y se continuará haciendo durante los próximos cinco a diez años para mejorar aún más el perfil ambiental de los envases. Cualquier modificación del modelo actual conlleva implicaciones logísticas que pueden tener como consecuencia un aumento de la huella ecológica de nuestra producción.”
Tal y como destacan, no se puede perder de vista con el nuevo Reglamento que la función fundamental del packaging es proteger el contenido y sus propiedades, manteniendo la higiene y la seguridad alimentaria. En este sentido, años de avances técnicos y relativos a la sostenibilidad han permitido contar con formatos que cumplen con eficacia estas funciones, alertando del peligro que conlleva tener una visión idílica de cómo se gestionaban la entrega y el envasado de determinados productos hace cuarenta años, un modelo que a día de hoy sería muy difícil de reproducir por los cambios que conlleva en torno a gestión del tiempo, logística e incluso seguridad alimentaria .
En este sentido, a la hora de establecer objetivos de reutilización de envases alimentarios, las organizaciones firmantes del manifiesto piden una revisión profunda de las distintas funcionalidades de los envases y los alimentos que contienen, contemplando las exenciones necesarias para preservar la seguridad alimentaria, minimizar los riesgos para la salud y reducir el desperdicio de alimentos. Esta revisión debería de ser mucho más profunda que la realizada por las instituciones europeas, valorando las circunstancias específicas de cada sector ya que, en su opinión, hay campos en los que la reutilización no es la mejor opción . Aunque los firmantes comparten los objetivos a nivel medioambiental, esto es, reducir en todo lo posible el volumen de envases de un solo uso puestos en el mercado, para ellos la implementación de esta medida debería de buscar un modelo que fuera voluntario e incentivado en vez de obligatorio, que sirviera para ir midiendo el impacto que tendría tomar una medida de este calibre de manera general.
Luis Calabozo, director general de Federación Nacional de Industrias Lácteas aporta al respecto que “España es uno de los principales productores y exportadores mundiales de alimentos y bebidas, por lo que debe preservar la calidad y control de los alimentos a través de un uso adecuado de los mismos. Hay determinados envases, no reutilizables, que permiten aumentar la vida útil de los alimentos durante semanas y facilitan su conservación y transporte, reduciendo el posible desperdicio alimentario para el canal de distribución. Por ejemplo, los envases asépticos de la leche y lo zumos pueden incrementar la vida útil del producto durante meses, permiten ahorrar en costes de refrigeración y costes logísticos contribuyendo a la disminución de emisiones de CO2. Esto es especialmente importante para el sector agroalimentario y de la distribución español donde las exportaciones agroalimentarias suponen un 17,5% del comercio exterior español y el 11,8% de las importaciones.”
Javier Valle, secretario general de Zumos y Gazpachos de España desgrana que “continuar impulsando la economía circular y el uso eficiente de los recursos es una prioridad de las empresas. Sin embargo, a la hora de legislar, es fundamental contar con evidencia técnica y científica sólida que justifique las medidas. Por ejemplo, en la reutilización sería de vital importancia analizar las características sectoriales, del producto y su modelo logístico. Nuestro producto es sensible a factores microbiológicos y ambientales (luz, oxígeno, etc.) y requiere de medidas que garanticen su estabilidad a lo largo de su vida útil. Además, como cadena de valor del envase se está trabajando intensamente en la circularidad del mismo a través de distintas medidas como la incorporación de material reciclado, plástico de fuentes renovables o aligeramiento de los mismos convirtiéndolos en envases sostenibles que alcancen altas tasas de reciclado.”
También señalan que este cambio en el modelo de producción tendría una serie de implicaciones económicas y logísticas derivando además por ejemplo en un aumento de la huella de carbono e hídrica al compararlo con el sistema actual de recogida y reciclaje, ya que las nuevas obligaciones de reutilización supondrían la implementación de -entre otros- nuevos sistemas de lavado, refrigeración y transporte. Sobre este punto, en base a sus estimaciones, cada uno de los establecimientos de la gran distribución en España tendría que acometer inversiones del orden de, como mínimo 50.000 € (cifras que podrían llegar hasta el entorno de los 150.000 €) para dotarse del equipamiento necesario con el que preparar los pedidos de vuelta de los envases con objeto de que sean trasladados al centro de lavado y tratamiento (sin contar con las necesidades de espacio adicionales ni los costes de horas de personal añadidos). En el caso de la restauración, las cifras que manejan las asociaciones firmantes rondan los 15.000-20.000 M€ en el total del sector.
María Martínez-Herrera, directora de Sostenibilidad de Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS) expone que “las implicaciones de los envases reutilizable son enormes y tienen un impacto en todo el sector agroalimentario español, desde el sector primario al sector de la distribución. Los envases son imprescindibles para que exista seguridad alimentaria y se garantice un acceso a los alimentos en las mejores condiciones. En este sentido, consideramos que no se puede modificar el uso de los envases, sin un estudio de impacto. Desde la distribución comprendemos que debemos seguir avanzando en medidas de descarbonización y prevención de la generación de residuos de envases y que, la reutilización es una opción para alcanzar esos objetivos, pero antes de establecer unos objetivos de reutilización tan ambiciosos se debería analizar la función que cumplen cada envase para cada producto. No solo para el consumidor, sino también para el sector de la distribución, ofreciendo al sector agroalimentario la flexibilidad suficiente para poder elegir la solución más idónea que permita que ese producto llega al consumidor en las mejores condiciones y se prevenga el desperdicio alimentario.”
Asimismo, las organizaciones agroalimentarias firmantes piden contemplar la neutralidad tecnológica a la hora de cumplir con los objetivos de contenido reciclado, con alternativas como los plásticos de origen vegetal. La propuesta de Reglamento presentada por la Comisión establece objetivos mínimos de contenido reciclado para los envases de plástico de hasta un 50% en 2040, pero no contempla medidas para asegurar que haya plástico reciclado para uso alimentario a un precio competitivo. Especialmente preocupante les resulta la cuestión de la seguridad jurídica. En un marco de hiperregulación en materia de economía circular, tanto a nivel nacional como europeo, la celeridad con la que se adopta esta medida (actualmente en el Parlamento Europeo y que se espera vea su texto definitivo en el primer trimestre de 2024) deja abierto el camino para que la nueva norma no salga “completa” dejando la opción de que su regulación se complete vía actos delegados, es decir actos no legislativos adoptados por la Comisión para completar o modificar determinados elementos no esenciales del Reglamento. Esta situación dejaría un panorama de incertidumbre lo que frenaría en seco las inversiones que esperan o necesitan los sectores implicados. La recomendación de los firmantes es que el número de actos sea el menor posible para que el escenario esté claro desde un primer momento.
Por último, ante el grave periodo inflacionista y los esfuerzos ya acometidos por el sector agroalimentario para cumplir con toda la legislación en materia de economía circular, como la implementación de la Directiva Europea de Plásticos de un Solo Uso o los esfuerzos de alcanzar los objetivos de recogida y reciclaje, las organizaciones firmantes del manifiesto coinciden en señalar la necesidad de que en el futuro Reglamento haya mayor seguridad jurídica para afrontan nuevos costes, cambios operativos e inversiones. Si bien las organizaciones firmantes del manifiesto apoyan la ambición del futuro Reglamento de reducir los residuos de envases y lograr que todos los envases sean reciclables o reutilizables para 2030, la coalición también considera que, en las próximas negociaciones del Consejo de la Unión Europea, deberían estudiarse objetivos más flexibles que midan el impacto de las medidas sobre toda la cadena de valor del sector agroalimentario.