E n nuestro país, somos clientes asiduos de los spas, según datos de un estudio realizado por la International Spa Association (ISPA). Del informe se desprende que unos 5 M de españoles acudieron a un centro termal durante el año 2007. Estos datos situaban a España en el sexto puesto en lo que respecta al consumo de turismo de salud, que cuenta con más de 100 M de usuarios en el mundo, de los que más de un 32% son estadounidenses. No obstante, en este informe están incluidos balnearios tradicionales y thalassos, con lo que podríamos decir que la cifra real de usuarios de spas es algo menor que la señalada. Pero, de lo que no cabe duda es que se trata de una tendencia que se ha popularizado cada vez más en la última década, impulsada también por los empresarios hoteleros, que han apostado fuerte por la instalación de servicios de hidroterapia en sus establecimientos, sobre todo en los últimos cinco años. Así, se ha llegado a las cifras actuales: en torno al 80% de los spas abiertos en nuestro país, cerca de un millar, están situados en hoteles, según datos de la Asociación Española de Balnearios Urbanos y Spas (AEBUS).
El creciente desarrollo de la oferta de spas, ha provocado que este mercado se encuentre en una evolución continua para ofrecer algo más que una simple zona de aguas. Ya sea a través del equipamiento, la tematización o los tratamientos, o las tres variables al mismo tiempo, los centros spas también buscan diferenciarse del resto y dar servicio a un cliente cada vez más exigente. Las empresas proveedoras, conocedoras de esta tendencia al alza trabajan día a día para lanzar al mercado novedosos productos que, con técnicas modernas que aprovechan la sabiduría ancestral, mejoran la calidad de vida del cliente. Cabinas de sal, cápsulas de oxígeno, flotarium, tratamientos con los más preciados ingredientes, etc., todo ello unido a cuidado diseño con los materiales más innovadores, permiten crear auténticos templos del relax y la salud.