Llácer y Navarro, una de las diez primeras empresas de transporte hortofrutícola de España según el último Informe Sectorial Alimarket, se ha visto obligada a paralizar sus operaciones cuatro años después de levantar concurso de acreedores. a La compañía, en una información adelantada por Transportes XXI, no ha podido hacer frente al pago de la refinanciación de su deuda, que está en manos de un fondo de Luxemburgo, que podría haber forzado su entrada en liquidación. Ante esta situación la empresa habría paralizado su actividad la semana pasada, ante los problemas con distintos proveedores, y está manteniendo en ésta reuniones con los representantes de los trabajadores para informarles de la situación y negociar acerca del futuro de los empleos.
La adversa situación de la compañía provendría precisamente del desequilibrio que le supone el plan de amortización de la deuda, más que por una caída del negocio. El pasivo se cifró en 40 M€, a la clausura del concurso en 2014, si bien se consiguió una quita del 50%. A pesar de esta reducción, Llácer y Navarro no habría podido hacer frente a los pagos comprometidos y que comprendían un 10% de este monto en el primer año, el 15% en el segundo, el 20% en el tercero, el 25% en el cuarto y el 30% en el último.
Crecimientos en 2017 con inversión en almacenes y flota
Todo ello a pesar de haber mejorado su negocio, especialmente en el último año. A la espera de cerrar los datos de 2017, Llácer y Navarro mantenía una previsión de ventas de 120 M€ en el pasado ejercicio, lo que supondría un aumento de un 13% respecto a los 106 M del curso anterior. De esta forma, la compañía esperaba retomar ventas frente a la caída del 6% que había vivido en 2016.
Como evidencia del aumento del negocio, a comienzos del presente ejercicio la sociedad anunciaba un nuevo impulso a su flota debido al incremento de su actividad. En aquel momento incorporó 39 nuevas unidades Scania para alcanzar los 350 vehículos. Dentro de esta misma tendencia alcista, Llácer y Navarro potenció su estructura logística el pasado 2017. De hecho, invirtió en activos con la compra del centro que venía gestionando en régimen de alquiler en Riba-roja de Túria (Valencia), de 3.000 m2, el único que tiene con cámaras para temperatura controlada.
Además, diversificó su estructura con la puesta en marcha en 2017, en régimen de alquiler, de un centro en Montornés del Vallés (Barcelona), de 4.200 m2. Estos avances dentro de su red logística suponían para la compañía volver a incrementar su estructura después de haberse replegado cuando presentó concurso de acreedores en 2012. No en vano, durante ese tiempo cerró diferentes almacenes en Bellreguard (Valencia), Dos Hermanas (Sevilla) y en la misma Montornés del Vallés.