Los duros efectos de la pandemia sobre el negocio de la restauración organizada han llevado a una inédita caída del 35% en el ritmo de inauguraciones de nuevos locales el pasado año. Solo se han recibido relativamente buenas noticias de la capacidad de adaptación a las difíciles circunstancias del segmento de fast food gracias al servicio de delivery, así como del permanente dinamismo de zonas como Madrid. Por lo demás, solo la inercia de las aperturas que ya se habían reservado previamente al primer confinamiento ha evitado un golpe mayor.