Dentro de la tendencia generalizada a ofrecer productos cada vez más apetecibles a quienes tienen problemas de masticación y deglución, algunos especialistas en restauración colectiva han dando un paso más allá de la clásica comida texturizada o triturada, incorporando en su oferta de servicios la técnica de la impresión en 3D. En definitiva se trata de dar a los alimentos texturizados o triturados la forma que tenían inicialmente, a partir de un software y un hardware con un sistema informático más o menos convencional. Especialistas del sector tecnológico consideran que estamos aún en un desarrollo incipiente de una técnica que ha llegado para quedarse, pero a la que le queda mucho camino por andar. Los más escépticos ven sus posibilidades futuras, pero apuntan que hay que estar muy seguros de comprobar que se cumplen las máximas garantías sanitarias y de calidad.
El concepto de imprimir los alimentos en 3 dimensiones para darles su forma inicial permite al usuario (generalmente personas mayores, aunque también personas con problemas similares para alimentarse, como enfermos oncológicos) rememorar los alimentos que ya no puede comer en su estado natural. Aunque existan muchos escépticos sobre el efecto real de dar a la comida la forma de las recetas tradicionales, en líneas generales se coincide en apuntar que la impresión en 3D hace los platos más atractivos, algo que es clave en el ámbito de las dietas oncológicas, gástricas y, sobre todo en el ámbito geriátrico. Hay que tener en cuenta que uno de los principales problemas de nutrición de los mayores es la pérdida de apetito, derivado de las restricciones por problemas de salud y de las dificultades de masticación o deglución.
Algunos operadores geriátricos, como el grupo líder DomusVi, ya están trabajando en este ámbito. Según Nekane Cárdenas, nutricionista del citado DomusVi, “la apariencia atractiva de los platos no solo predispone a una mayor satisfacción con la comida, sino que favorece la ingesta de los mismos, ya que, como dice la cultura tradicional, la comida entra por los ojos”. Desde el mismo grupo se apunta que “las impresoras 3D permiten dar una forma muy realista a alimentos texturizados y triturados, de forma que personas mayores con dietas blandas pueden recuperar el placer de disfrutar, por ejemplo, de un trozo de pan con chocolate”.
Entre los especialistas en restauración que han apostado por este tipo de soluciones cabe citar a Sodexo Iberia, que cuenta con un proyecto de texturizados 3D, que presenta los alimentos de una forma muy similar a la apariencia real de los productos, lo que permite, según el grupo, que los usuarios recuperen el interés por la comida. En el caso de Ausolan, el grupo cooperativo, de la mano de centros tecnológicos, ha desarrollado una línea de menús texturizados impresos en alta resolución (3D), poniendo a disposición del mayor textura propia de alimentos convencionales y consistencias adaptadas al estado de cada senior. Así se facilita la ingesta con facilidad y seguridad y se disfruta de la comida.Se trata de preservar los sabores, olores, colores y las texturas de las recetas tradicionales, siendo conscientes de la importancia que tienen para el colectivo de mayores las estimulaciones cognitivas. Según apunta el grupo, “hacer el alimento apetecible es nuestra obligación. Nuestro valor diferencial consiste en hacer de la alimentación un elemento integrador, dignificador en la senectud”.