Lejos de rebajar el nivel de preocupación que genera, la pérdida desconocida continúa siendo un escollo más en la ya coyuntura negativa por la que atraviesan los retailers. Esta preocupación queda patente en la evolución alcista que ha experimentado el sector antihurto en los últimos años. No obstante, el factor precio también ha llegado a influir en este mercado, de forma que los minoristas buscan nuevos elementos de protección con precios más ajustados. De ahí que el crecimiento registrado por los principales fabricantes de estos sistemas se situase en el 3% durante 2012, frente al avance del 12% experimentado un año antes. Además, según los últimos datos del Barómetro Mundial del Hurto, publicado por Checkpoint y Euromonitor International, la inversión en prevención de pérdidas realizada por los minoristas españoles representó un porcentaje medio del 0,1% de la cifra de negocios en 2012. En el caso de los establecimientos de distribución alimentaria, apenas se situó en el 0,04%. El mismo estudio recoge para nuestro país un índice de pérdida desconocida del 1,4%, con un valor de 2.616,6 M€ en 2012, lo que sitúa a España, junto a Francia y Holanda, a la cabeza del hurto en el retail europeo. El hurto externo, que supone la mitad de la pérdida desconocida, aumentó en el último año un 0,4%, elevándose la sustracción de alimentos, bebidas y artículos de higiene personal. En cambio, el hurto interno, que supuso un 27% del total, disminuyó, debido principalmente al temor a ser despedido.
En este contexto, la instalación de sistemas antihurto se convierte en una necesidad, aunque se prevé que la inversión en estas soluciones se mantenga estable en los próximos tiempos. Entre las que mayor auge están experimentando destacan las soluciones RFID, que permiten la identificación del producto sustraído y, con ello, la gestión de inventarios. Coinciden también los fabricantes en señalar el etiquetado en origen como una solución para aumentar la seguridad y reducir costes, así como el uso de sistemas “visibles”, que disuadan de posibles robos; la combinación de diversas soluciones y el empleo de sistemas con servicios remotos. Finalmente, se hace especial hincapié desde el sector en la necesidad de invertir en la formación en el uso de los equipos y la estrategia de etiquetado, de forma que se optimice el resultado de los sistemas y se consiga una reducción real de los hurtos.