Bebidas energéticas ecológicas para conquistar la confianza del consumidor
La etiqueta ecológica no es la respuesta a todos los problemas de las bebidas energéticas, pero puede reforzar la confianza en ellas por parte de los consumidores europeos. Tanto es así que, en varios de los mayores mercados europeos de bebidas energéticas, al menos uno de cuatro consumidores adultos asegura que confía más en las bebidas energéticas ecológicas que en las normales. Para que un alimento o bebida pueda llevar la etiqueta ecológica en Europa, el 95% de sus ingredientes de origen agrícola deben ser ecológicos, tal y como ocurre en EE.UU. En el caso de las bebidas energéticas, la práctica totalidad de sus ingredientes (aparte del agua) deben provenir de agricultura ecológica controlada, incluidos el azúcar, los aromas a frutas y la cafeína, que suele proceder del té verde, la guaraná o el extracto de café verde.
El precio de los alimentos y bebidas orgánicas tiende a ser más elevado que el de las alternativas no ecológicas debido a los costes que acarrea cumplir la normativa ecológica (evitando el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos), además de conllevar, en general, una reducción de las economías de escala. La etiqueta ecológica puede contribuir a aumentar la confianza en las bebidas energéticas, pero las marcas también tienen que aportar una buena relación calidad-precio. Actualmente, los consumidores europeos tienen la sensación de que la etiqueta ecológica puede ser solo un pretexto para encarecer el precio, y este escepticismo puede afectar también a las bebidas energéticas. Las bebidas energéticas ecológicas pueden justificar ese diferencial de precio mediante la incorporación de zumo de frutas en la elaboración, ya sea zumo de fruta exprimida o zumo de frutas producidas en la zona, para darle un toque más natural y un marchamo de alta calidad.