La proliferación de alimentos y bebidas sin alérgenos en gran consumo ha multiplicado su disponibilidad, con la práctica totalidad del retail haciendo un hueco en sus lineales para estas gamas de producto. Una segunda derivada ha sido la reducción en el diferencial de precios respecto a los productos estándar, aunque sigue siendo notable. Por otra parte, la proliferación de alternativas vegetales está suponiendo un incremento también de la oferta, en especial para los intolerantes a la lactosa, en unas gamas que cada vez cubren más variedades de producto.
Mucho se ha transformado la oferta de los alimentos sin alérgenos en los últimos 20 años. De ser unas gamas de producto comercializadas mayoritariamente en el canal especializado y fabricadas por especialistas, a la incorporación progresiva a los catálogos de los principales fabricantes de alimentos y bebidas, y presentes en prácticamente todos los establecimientos del retail alimentario. De hecho, todas las cadenas han reservado un espacio en sus lineales a este tipo de productos, en una estrategia inclusiva que busca no dejar fuera a ningún potencial consumidor. En esta transición, su público objetivo ha dejado de ser en exclusiva los afectados por algún tipo de intolerancia o alergia alimentaria, cada vez con un mayor índice de diagnóstico sobre todo en edades tempranas, sumándose grupos de consumidores que entienden, por ejemplo, que un producto sin lactosa es más digestivo, incluso más saludable, que el producto estándar.
Y los nuevos desarrollos de producto de las empresas de alimentación y bebidas han ido eliminando de sus nuevas formulaciones muchos de los alérgenos que antes estaban presentes. Mensajes como no contiene gluten o lactosa se han hecho habituales, siendo incorporados como un elemento más de etiqueta limpia, en aquellos productos donde no son necesarios. Por no hablar, en el caso de la lactosa, de todas las gamas de productos plant-based que prescinden directamente de cualquier traza láctea. En este sentido, cabe recordar en todo caso que entre los alimentos potencialmente alérgenos figuran algunos de origen vegetal como la soja, los frutos secos, las legumbres o el gluten del trigo.