La proliferación de alimentos y bebidas sin alérgenos en gran consumo ha multiplicado su disponibilidad, con la práctica totalidad del retail haciendo un hueco en sus lineales para estas gamas de producto. Una segunda derivada ha sido la reducción en el diferencial de precios respecto a los productos estándar, aunque sigue siendo notable. Por otra parte, la proliferación de alternativas vegetales está suponiendo un incremento también de la oferta, en especial para los intolerantes a la lactosa, en unas gamas que cada vez cubren más variedades de producto.
Mucho se ha transformado la oferta de los alimentos sin alérgenos en los últimos 20 años. De ser unas gamas de producto comercializadas mayoritariamente en el canal especializado y fabricadas por especialistas, a la incorporación progresiva a los catálogos de los principales fabricantes de alimentos y bebidas, y presentes en prácticamente todos los establecimientos del retail alimentario. De hecho, todas las cadenas han reservado un espacio en sus lineales a este tipo de productos, en una estrategia inclusiva que busca no dejar fuera a ningún potencial consumidor. En esta transición, su público objetivo ha dejado de ser en exclusiva los afectados por algún tipo de intolerancia o alergia alimentaria, cada vez con un mayor índice de diagnóstico sobre todo en edades tempranas, sumándose grupos de consumidores que entienden, por ejemplo, que un producto sin lactosa es más digestivo, incluso más saludable, que el producto estándar.
Y los nuevos desarrollos de producto de las empresas de alimentación y bebidas han ido eliminando de sus nuevas formulaciones muchos de los alérgenos que antes estaban presentes. Mensajes como no contiene gluten o lactosa se han hecho habituales, siendo incorporados como un elemento más de etiqueta limpia, en aquellos productos donde no son necesarios. Por no hablar, en el caso de la lactosa, de todas las gamas de productos plant-based que prescinden directamente de cualquier traza láctea. En este sentido, cabe recordar en todo caso que entre los alimentos potencialmente alérgenos figuran algunos de origen vegetal como la soja, los frutos secos, las legumbres o el gluten del trigo.
Bajada de precios
Esta popularización en todos los sentidos de los alimentos sin alérgenos (en especial sin gluten y sin lactosa) ha tenido como consecuencia un descenso importante en los precios. La Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) elabora un estudio anual en el que compara los precios de una cesta de la compra con y sin gluten. En 2022, un celiaco gastó 845 € más que un consumidor de productos con gluten. Una diferencia importante, pero casi 90 € inferior a la registrada en el estudio del año pasado. Y prácticamente la mitad de la registrada en 2013, cuando la diferencia entre ambas cestas llegó a superar los 1.500 € anuales, en detrimento de los consumidores celiacos.
Resulta evidente que la entrada de nuevos operadores, tanto por el lado de la fabricación como de los retailers ha conducido a una reducción de los precios del producto, dinámica que se espera pueda continuar en los próximos años. En 2022, hablando de productos para celiacos, la mayor diferencia de precios entre productos con y sin gluten se encuentra en el pan tostado (más de seis veces más caro), el pan rallado y la harina de panificación. Por el contrario, en productos como la pizza o la cerveza, la diferencia se ha reducido y los productos sin gluten son un tercio más caros que los estándar.
La Granja, nuevo operador en sin gluten
La Granja Foods, pionera en el desarrollo de una gama completa de pastelería ecológica, ha decidido ampliar su actividad a la producción de referencias sin gluten. Para ello la compañía ha acondicionado un nuevo espacio en sus instalaciones de Olèrdola (Barcelona), donde ha instalado dos líneas de producción para referencias libres de alérgenos, sin gluten ni lactosa. La nueva instalación inicia operaciones durante el presente año, tras ejecutar una inversión cercana al medio millón de euros. El catálogo inicial de La Granja estará compuesto por 30 referencias, con el objetivo de convertirlo en uno de los más completos del segmento sin alergénos.
Junto a la entrada de La Granja, algunas empresas de pequeño tamaño han dado el salto incrementando de manera notable su presencia en la gran distribución. Es el caso de TFT Food, más conocida por su marca ‘Abuelo Bread’. La compañía cuenta con un completo catálogo de productos de panadería seca sin gluten, desde piquitos a regañás, pero también tostas y pan rallado. Desde sus instalaciones de El Puerto de Santa María trabajan ya, bien con su marca o con MDD, con cadenas como Carrefour, El Corte Inglés, Aldi, Makro, El Jamón, Más, Cash Fresh.
Europastry, a las puertas de la revolución
Uno de los desarrollos más prometedores de la industria es el que están desarrollando Europastry y la startup Bread Free, una de las seleccionadas para participar en su programa “Baking the Future”.Bread Free está trabajando en un proceso biotecnológico que, a partir de la hirolización, permita una harina de trigo que conserve las propiedades del gluten, pero sin sus efectos negativos para la salud de los celiacos. El resultado, de momento a escala preindustrial, permite mantener la similitud en sabor, olor y textura de la harina de trigo.
La startup, con sede en Navarra, está ahora inmersa en su participación en el programa de aceleración de Europastry, y ha iniciado ya las primeras pruebas de panificación en las instalaciones de ‘Cereal’. En paralelo, también estudia diferentes opciones para iniciar la etapa de escalado en su producción. Por un lado, contempla la puesta en marcha de una planta piloto en el Parque Tecnológico de Tudela, que podría ser una realidad ya en el tercer trimestre de 2022. Mientras, sondea también el mercado en busca de partners industriales que le permitan acelerar su desarrollo industrial y disminuir los costes de su instalación productiva. Sus objetivos a día de hoy pasan por alcanzar un volumen de 7.000 t de producto en el plazo de 5 años.
Dr Schär apuesta por la sostenibilidad
Una de las principales compañías de alimentos sin gluten, Dr. Schär ha convertido la sostenibilidad en protagonista de su estrategia. La compañía presentaba así el pasado año el primer envase de plástico reciclado para su gama de pan sin gluten, tras asociarse con Niederwieser Spa. El nuevo envase sostenible, producido a base de plásticos mixtos postconsumo, será evaluado para su posterior ampliación a otras gamas de la compañía.
Se trata solo de una parte de una revolución en las prácticas de envasado que Dr. Schär quiere llevar a cabo en los próximos años. Durante 2022, prevé reducir el uso de plástico en un 40% para su gama de panes de molde, reduciendo el uso general de envases de plástico en un 15% adicional. También prevé introducir materiales más reciclables y sostenibles, y reducir el tamaño y el gramaje de los envases en casi todas las familias de productos.
Gallo amplía la actividad de su planta sin gluten
El Grupo Gallo profundiza en su estrategia de especialización de su red productiva, reafirmando el papel de las instalaciones de Esparreguera (Barcelona) en la producción de producto sin gluten. Unas instalaciones que iniciaron actividad en 2015 con una producción de 600 t, volumen que se ha ampliado hasta superar las 2.000 t anuales en la actualidad.
La fábrica incorporó el pasado año variedades de pasta a partir de harina de legumbres, con la previsión de producir más de 300 t en el primer año de actividad. La compañía cuenta con 21 referencias en su gama de pastas sin gluten, que prevé seguir aumentando hasta cubrir todas las necesidades de consumo del celiaco.
Las lecheras renuevan sus gamas sin lactosa
Buena parte de la industria láctea aprovechó los últimos meses de 2021 y el arranque de este ejercicio para ampliar su gama de producto, incluyendo nuevos lanzamientos sin lactosa. Así, Lactalis renovó su gama ‘Puleva Omega 3’ incorporando el ingrediente ‘Proessentia’, ideado para quienes busquen mantener una salud cardiovascular completa, incluyendo una versión sin lactosa. Por su parte, Leche Río apostaba por ‘OPTI+Plus’ como el referente funcional de su catálogo. Se trata de una leche ultrafiltrada, con un 60% más de proteína, un 40% más de calcio, un 25% menos de azúcar y sin lactosa.
En yogures, hubo novedades por parte de operadores como La Fageda o Clesa. La primera puso en el mercado un yogur sin lactosa con sabor a fresa, segunda referencia que se suma a la variedad natural. Mientras, Clesa sumó una nueva referencia de petit sin lactosa, también con sabor a fresa.
Danone, por su parte, amplió su catálogo desde su marca plant-based ‘Alpro’, donde lanzó nuevos formatos como el big pot, al tiempo que ampliaba su gama ‘Absolutely Coco’ con dos nuevos sabores, piña y straciatella. Pero también en otras categorías, como los bebibles altos en proteínas ‘YoPro’, que puso en el mercado un nuevo sabor de coco sin lactosa y sello Nutriscore A o bajo ‘Vitalínea’ con dos sabores de frambuesa y arándano.
En batidos, Leche Celta relanzó ‘Celta Proteína’, enfocado a un público joven con un estilo de vida activo. Además de su contenido en proteína, el batido no tiene lactosa, gluten ni azúcares añadidos.
Los lácteos enriquecidos con proteínas se han convertido en una de las tendencias lácteas con más recorrido en los últimos meses y, cada vez con más frecuencia, incluyen versiones sin lactosa. Es el caso del café RTD de Kaiku, ‘Caffè Latte Proteína Mr. Big’, elaborado con café arábica de producción sostenible.
En leche condensada, Nestlé realizó un doble lanzamiento. Por un lado, con la primera alternativa vegetal a la condensada, ‘La Lechera Veggie’, elaborada a base de avena y arroz. Además, la compañía -que lidera holgadamente la categoría de condensada-, lanzó también la primera versión sin lactosa de su marca ‘La Lechera’.
Fuera del sector lácteo (y de sus alternativas veganas), Trapa amplió su gama de bombones con los primeros sin lactosa, en dos referencias, de chocolate con leche y de chocolate con leche y almendras.
Por su parte, Pernod Ricard lanzó con su marca ‘Ruavieja’ una crema de arroz, vegana y sin lactosa, que comercializa en formato de 0,70 l. Un ejemplo más de la transversalidad de la oferta de productos sin lactosa.