La presión regulatoria en torno a los alimentos y bebidas considerados no saludables continúa en aumento en nuestro país, configurando un escenario cada vez más exigente para la industria alimentaria, que se afana en la búsqueda de nuevas propuestas que acierten con el equilibrio entre placer y salud. Entre las iniciativas más destacadas encontramos la reducción del alcohol en espirituosas y licores, la vuelta de los probióticos y nuevas soluciones para abordar los tradicionales retos sectoriales vinculados al azúcar y las grasas.