En el último año, el sector de aceite de oliva ha vivido un contexto de altas cotizaciones y costes y precios finales récord en la distribución española, a caballo entre una campaña nacional de comercialización (exportación+venta nacional) máxima y una nueva temporada de producción (2022/2023) que se prevé como la segunda menor en dos décadas. Por tanto, se espera continúe y Acesur, Mercaóleo (Dcoop) y Oleoestepa impulsaron su venta de embotellado en el mercado nacional y Olivite Export asumió la actividad comercial de su nuevo negocio. Por su parte, Deoleo consolidó su senda de beneficios y de descenso de deuda, a la vez que Alchemy afloraba como el primer propietario de su negocio de aceite. A nivel sectorial, se ha acentuado la senda inversora, que ha sumado el objetivo de ahorro, autonomía y sostenibilidad energética
se traslade al mercado exterior la senda alcista de los pvp, de modo que descenderá el consumo en nuestro país y en otros mercados de menor poder adquisitivo. De momento, en 2022 -en un contexto de elevadas tarifas también del aceite de girasol-, las compras de aceite de oliva en el canal de alimentación español se retrajeron solo un 5%, pese al incremento del 30% del precio medio, según los datos de Nielsen e IRI. Las MDD mantuvieron su cuota y Mercadona volvió a modificar su plantel de suministradores, al prescindir de dos cooperativas, sumar una asignación a uno de sus proveedores y comenzar a trabajar con otra firma para una nueva presentación.