El sector lácteo protagoniza un nuevo momento de resiliencia. Su ajustada estructura de costes, el alto grado de eficiencia operativa de su red industrial y los grandes volúmenes que mueve han sido puestos a prueba por una coyuntura especialmente complicada. A la crisis de costes, que ha supuesto que se disparasen los precios de sus principales insumos, desde la materia prima a la energía, se ha unido un movimiento generalizado hacia los productos básicos por parte del consumidor, lo que se ha traducido en ganancias de cuota de la MDD y de los primeros precios, perdiendo fuelle tanto la oferta marquista como el lanzamiento de nuevas gamas de valor añadido.