El sector nacional de aceite de oliva acumula dos campañas de altas cotizaciones, que han provocado unos precios finales nunca registrados en España. Este comportamiento obedece a la baja producción nacional (de 665.800 t) en la campaña 2022/2023 y a las malas estimaciones (cifradas en 766.000 t) para 2023/2024, temporada en que España contará aun con menores disponibilidades propias (existencias de inicio+elaboración). De este modo, los elaboradores y envasadores españoles afrontan con vértigo este curso, que llega con una demanda internacional por encima de la oferta nacional y la previsión de una nueva caída del consumo. De hecho, se espera el descenso de la producción en otros países y no se atisba todavía el momento de inicio del descenso de las tarifas, supeditado ya a las previsiones para la campaña 2024/2025. De momento, en 2023, la venta de aceite de oliva en las tiendas españolas disminuyó un 12% -según los datos de NielsenIQ y Circana- y las MDD avanzaron aquí de modo contenido. Las exportaciones (de envasado+granel) se redujeron casi un 40% y se resintieron especialmente los envíos a Asia, mientras los operadores contaron con la resistencia del mercado estadounidense. El escenario de menor rentabilidad sectorial contribuyó a frustrar la operación de relevo accionarial en Deoleo, compañía controlada por Alchemy y CVC. Por su parte, Acesur logró cierto reforzamiento marquista, Aceites Abril emprendió la ampliación de sus instalaciones de Ourense y Aceites de las Heras aprobó la ampliación de su almazara. Mientras, la situación de Aceites Toledo llevó a esta compañía a vender a Dcoop su participación en Qorteba. Además, se confirmó la retirada de Sovena del lineal de aceite de oliva de Mercadona, compañía ahora abastecida fundamentalmente por tres grupos cooperativos.