Tradicionalmente se ha pensado que las épocas de vacas flacas eran positivas para la industria del congelado, más competitiva en precio que los elaboradores de alimentos frescos. Y es una verdad a medias. El largo periodo inflacionista, y su derivada de altos tipos de interés, ha castigado con saña a aquellos sectores con un mayor componente financiero y a quienes partían de un endeudamiento elevado. Además, han facilitado un nuevo crecimiento de la MDD, pese a la práctica convergencia entre sus precios y los de las marcas de fabricante. En todo caso, la sección de alimentos bajo cero creció casi cuatro puntos en volumen en retail y mostró un buen comportamiento en hostelería, si bien es cierto que con comportamientos muy distintos según la categoría.