Cajamar, en colaboración con la Organización Interprofesional Láctea (InLac), ha presentado el informe "El sector lácteo en España". Con la visión de 38 especialistas de universidades, centros tecnológicos, organizaciones sectoriales y empresas, esta nueva publicación aborda la evolución reciente de la oferta española de leche: su estructura y tecnología productiva, las pautas de consumo y la dinámica de los mercados, así como las normas y condicionantes ambientales que determinarán el futuro del sector.
Actualmente, España cuenta con más de 20.600 ganaderos dedicados a la producción de leche de vaca, de cabra y de oveja, y más de 1.500 centros autorizados para su recogida y transformación, generando una facturación que supera los 13.000 M€ anuales. Su importancia económica en el contexto de las industrias de alimentación y bebidas queda reflejada en su aportación de un 7% a la cifra de negocios y de un 5% en el valor generado y en el empleo.
España produjo más de 7.405 t de leche de vaca, 508 Ml de leche de oveja y 468 Ml de leche de cabra. “España es hoy el séptimo mayor productor de leche de vaca de Europa, la segunda mayor potencia en leche de oveja y en leche de cabra”, afirma Ignacio Elola, presidente de InLac.
Durante la presentación, Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, ha destacado la reconversión que ha experimentado esta industria, adaptándose a los diferentes retos como la globalización, las mejoras tecnológicas y las nuevas políticas comunitarias. En este sentido, Manuel Lainez, consultor independiente en investigación e innovación alimentaria de Lainez Biotrends ha resaltado el proceso de reestructuración que se está produciendo en las explotaciones, cada vez más tecnificadas, especializadas y más intensivas.
Desde 2011, la leche procesada por la industria se ha incrementado en 1,3 M de toneladas, resultado del balance de un aumento de la recogida en las explotaciones de vacuno, ovino y caprino y un descenso de las importaciones de leche en cisterna. Esto se ha traducido en una mejora del saldo comercial exterior tanto en volumen, con un 7,52% más exportado, como en valor, con un 1,98%; mientras que las importaciones han disminuido un 4,87% en volumen y han descendido un 6,32% en valor. Así, en la última década, las ventas al exterior de queso español han registrado un incremento del 125%.
En estos años, la industria láctea ha afrontado la gestión de volúmenes crecientes de leche con una elevada volatilidad en costes y limitaciones para trasladarlos a un mercado más estable, orientado mayoritariamente al consumo interior.
En cuanto a las cifras de consumo, en 2020, alcanzó los 5.068 Ml de leche y derivados, con un valor superior a los 8.600 M€. En general registrando un crecimiento moderado, pero con un comportamiento muy dispar en función de las distintas categorías de producto.
Por su parte, Edelmiro López, profesor titular del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela, ha señalado que se ha producido un fuerte crecimiento del tejido industrial de tamaño medio frente a los grandes grupos. López ha destacado también el aumento significativo de la producción una vez desaparecidas las cuotas lácteas, llegando a representar un valor económico total próximo al 1% del PIB: “Más de la mitad de ese crecimiento se ha debido a la producción de quesos, y el resto a yogures, postres y otros productos; frente a una estabilidad de la leche envasada”.
Siete años después de la desaparición del sistema de cuotas, el sector lácteo español se enfrenta a un nuevo contexto y marco regulador. Por eso, como retos de futuro, el sector ha de afrontar el incremento de los costes (electricidad, carburantes, piensos, mano de obra), así como los efectos derivados de la sequía y la escasez de recursos hídricos, continuando con su apuesta por la sostenibilidad y la economía circular.
Asimismo, ha de atraer talento y fomentar el relevo generacional para garantizar su continuidad, fomentando la formación y la cualificación de los productores en la gestión de las explotaciones.
A este respecto, Elola ha señalado: “Debemos buscar salidas frente al imparable aumento de los costes de producción y energéticos, agravado tras la invasión de Ucrania, y luchar porque la leche no se utilice como producto gancho en los lineales. Necesitamos que la sociedad sea consciente del trabajo que existe detrás de cada vaso de leche, yogur, porción de queso o cualquier otro alimento lácteo que consuma”, añadió.