En los últimos años el mercado de los complementos alimenticios ha experimentado un crecimiento que le ha permitido posicionarse como un sector de gran relevancia en lo referido a nutrición y salud. Tal y como afirma un informe publicado por DBK, esta industria superó los 1.000 millones de euros en España en el año 2020, unos datos parecidos a los provisionales en 2021. Además, según los datos recopilados, el sector experimentará un crecimiento mundial de un 6,95% entre el 2022 y 2029.
Conviene recordar que los consumidores españoles están en los primeros puestos en lo que a confianza en la industria de complementos alimenticios se refiere, solo por detrás de Italia y Países Bajos y empatado con Alemania, de acuerdo con una encuesta realizada en 2022 por Food Supplementos Europe (FSE) e IPSOS. Asimismo, 9 de cada 10 personas en Europa han consumido algún complemento alimenticio en su vida y, de este grupo, un 93% lo ha hecho en el último año.
La Asociación de las Empresas de Dietéticos y Complementos Alimenticios, Afepadi, está celebrando su 80º aniversario y por este motivo ha realizado un análisis de la situación actual de la industria y los retos más importantes a los que se enfrenta, entre los que se encuentran la regulación de los nuevos alimentos y el uso de plantas, así como el desarrollo del comercio electrónico del sector.
La industria de los complementos alimenticios está experimentando un proceso de globalización creciente durante los últimos años. Este hecho, sumado al auge de la compra por internet, ha promovido un mayor consumo de los complementos alimenticios. En este contexto de globalización y de desarrollo del comercio electrónico, Óscar Fernández, presidente de Afepadi, recuerda la necesidad de que, “tanto las empresas como las asociaciones sectoriales continúen trabajando para que el consumidor tenga a su alcance productos seguros, eficaces y de calidad”.
Tal y como detalla Afepadi en su comunicado, los nuevos alimentos, novel foods, se definen como aquellos que no se han utilizado para su consumo en la Unión Europea antes del 15 de mayo de 1997. Para la Asociación esta regulación dificulta cualquier mejora en los procesos de los ingredientes, al limitarlos al uso de una tecnología anterior a 1997.
Por otra parte, la falta de amortización en el uso de plantas y extractos vegetales en los complementos alimenticios a nivel europeo supone otro de los problemas del sector, ya que la utilización de una planta en los complementos puede estar aceptada en un país europeo y en cambio, puede estar restringida o prohibida en otro. Mientras que en España la cantidad de listados de plantas autorizadas para elaborar este tipo de productos es nula, países como Bélgica, Francia e Italia han sido pioneros en este tema y actualmente disponen de un mayor número de plantas a través del proyecto BELFRIT (por las iniciales de estos países). Se trata de un listado -no oficial- de referencia europeo tanto de plantas autorizadas como ingredientes en complementos alimenticios que se creó ante la inactividad normativa de las instituciones europeas.
En este sentido también destaca Alemania, que utiliza su propio listado para facilitar la clasificación y la valoración de sustancias como alimento o ingrediente alimentario.
Actualmente, en nuestro país, los productos que contienen ingredientes botánicos se pueden comercializar a través del principio de reconocimiento mutuo siempre que estén legalmente comercializados en cualquier otro Estado Miembro de la Unión Europea. Por ello, la creación de un Reglamento de la UE que contemple requisitos armonizados de calidad y seguridad específicos de plantas y sus extractos supone una de las mayores necesidades de la industria en lo que al uso de plantas se refiere.
En el año 2002 se publicó la Directiva que marcó un antes y un después en la regulación de los complementos alimenticios, sin embargo existen algunos temas que siguen sin estar armonizados en la UE como, por ejemplo, los niveles máximos de vitaminas y minerales permitidos en estos productos.