A los consumidores les fascinan los productos que combinan dos o más sabores conocidos en algo nuevo, es una oportunidad de innovación fácil y de bajo riesgo. Combinar sabores conocidos de forma nueva ofrece la oportunidad de realizar pruebas de sabor de bajo riesgo, tanto para consumidores como para fabricantes . Puede que las start-ups sean conocidas por su carácer disruptivo, pero las marcas tradicionales tienen ventaja en este tipo de combinaciones. Más del 70% de los consumidores canadienses de salsas y condimentos afirman que son más propensos a probar nuevos sabores de condimentos de marcas que ya utilizan habitualmente.
En Australia, la salsa barbacoa Sweet Sting Smoky Joe [1] se inspira en la tendencia «swicy» (sweet and spicy, dulce y picante). La miel picante y la salsa de chile dulce también entran en esta tendencia. En Estados Unidos, Hidden Valley The Original Ranch Pickle Flavoured Ranch Condiment & Dressing [2] combina la obsesión de las redes sociales por los pepinillos y la salsa ranchera.
Las porciones individuales son cómodas y reducen el riesgo de probar opciones atrevidas, pero los consumidores más sensibles a precio apreciarán el valor que ofrecen los formatos más grandes. Las soluciones congeladas, o las más novedosas a temperatura ambiente, como las salsas concentradas a temperatura ambiente Quebecoise Bar to Cook’s, que permiten controlar las porciones, resultarán atractivas para los hogares más pequeños. Alrededor de un tercio de los consumidores canadienses que viven solos compran más alimentos congelados o en conserva para ahorrar dinero, frente al 25% de media.
En el Reino Unido, la salsa de vino tinto de M&S Food [3] se vende en un envase de 200 g ideal para salsas y guisos. Esta salsa está congelada en porciones y lista para usar. Se presenta en pequeñas porciones redondas para que el consumidor pueda utilizar la cantidad que desee cuando lo necesite.
Las setas matsutake, famosas por su inconfundible sabor rico en umami, se han convertido en la solución de vanguardia de la innovación culinaria procedente de China para reducir la sal en salsas y condimentos, sin sacrificar su sabor.
Al integrar las matsutake en las fórmulas de los productos, las marcas pueden satisfacer la demanda de los consumidores de alternativas más sabrosas y saludables, en línea con las tendencias actuales de bienestar y las necesidades dietéticas.
En China, la salsa de soja orgánica de hongos matsutake [4] de grado especial con bajo contenido en sal se dirige a un público infantil, mientras que la salsa de soja orgánica pura con bajo contenido en sal [5] contiene al menos un 35% menos de sodio que la salsa de soja braseada roja Shi Sheng.
Las salsas de cocina apuestan cada vez más por las clean label para satisfacer la demanda de productos naturales y saludables. Las etiquetas limpias aseguran productos con un procesamiento mínimo, a base de ingredientes naturales y sin aditivos artificiales. En Norteamérica, Born Simple Premium Organic Spicy Tomato Arrabbiata Sauce [6] se elabora con ingredientes sencillos y promete un sabor sin artificios.
Las marcas de salsas para cocinar dedican más esfuerzo a resaltar el carácter vegano de muchas de sus recetas, al tiempo que veganizan otras mediante el añadido de proteínas vegetales. En Polonia, la salsa boloñesa de tofu Lunter [7] se presenta como rápida y fácil, y sólo necesita añadir pasta para conseguir un plato. Este producto vegetal es una fuente de proteínas y está elaborado con soja de calidad. En Croacia, Spar Veggie Vegan Organic Based Bolognese Sauce Mix [8] presume de contenido proteico, ya que está elaborada a base de proteína de guisante.
Las salsas y los condimentos pueden desempeñar un papel importante a la hora de dar consistencia a las comidas, aunque cambien los ingredientes «base». A medida que los consumidores se enfrentan a una posible escasez de ingredientes básicos como el trigo y el arroz, el mantenimiento de los sabores clásicos de las salsas y los condimentos contribuirá a garantizar una experiencia gastronómica agradable y familiar. Esta coherencia es crucial, ya que permite a los consumidores disfrutar de componentes alternativos de la comida sin comprometer el sabor.
Los fabricantes no sólo están haciendo lo correcto por el medio ambiente al utilizar envases ecológicos, sino que también puede haber incentivos comerciales para hacerlo. En Alemania, por ejemplo, la mitad de los compradores de condimentos y aderezos estarían dispuestos a pagar más por un envase ecológico.
En el Reino Unido crece el interés por los envases reutilizables y rellenables, y muchos consumidores expresan su deseo de que haya más opciones de rellenado en los supermercados. Según el nuevo estudio Global Outlook on Sustainability de Mintel, el 37% de los británicos ha comprado un producto como recambio en los últimos 12 meses.