La patronal conservera Anfaco-Cecopesca sigue trabajando en distintos proyectos orientados a mejorar la salud de la población a través de productos o subproductos de la pesca. Una de las iniciativas en las que está trabajando, como parte de su plan estratégico 2024-2026, pretende demostrar científicamente que se puede contrarrestar la inflamación crónica, «resultante de la combinación de factores genéticos y ambientales, como los hábitos nutricionales y el estilo de vida”. Esta es responsable en ocasiones de la aparición de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como las enfermedades cardiovasculares, la aterosclerosis, el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2, la obesidad, la neurodegeneración, la artrosis, la osteoporosiso el cáncer.
En concreto, busca confirmar “la eficacia de una estrategia nutricional a través del consumo de pescados y mariscos que actúe contra la inflamación crónica y el daño oxidativo, aportando evidencias sobre la contribución del pescado para un retraso del envejecimiento”.
Esta línea de investigación ha contado con un presupuesto de 1,7 M€ para el desarrollo de proyectos como ‘Redinter’, cifrado en 155.000 € y que se extenderá hasta 2025. Desarrollado junto con Pescados Rubén, comercializadora de pescado fresco y congelado, con sede en Foz (Lugo), ‘Redinter’ investiga la obtención de ingredientes funcionales a partir de la valorización de subproductos de merluza, que se utilizarán para diseñar productos de pescado con beneficios frente al inflammaging o envejecimiento inflamatorio.
Esa investigación está vinculada a la participación de Anfaco en la Red Tecnomifood y en la Red Optiprotm, que aplica tecnologías ómicas (basadas en metodologías que permiten la obtención de grandes cantidades de datos) para la investigación del uso combinado de la proteína de pescado con otras fuentes proteicas alternativas, como las microalgas y las levaduras.
Estos proyectos se añaden a otros como Impress, Novafoodies, Ecofishent y Sea2Sea, dirigidos a demostrar la vertiente saludable del pescado, con el estudio de la capacidad como bioactivos de hidrolizados proteicos obtenidos a partir de subproductos de pescado, a través de la recopilación de los beneficios para la salud que aportan especies como la corvina, la dorada o el pulpo. También se está participando en la demostración, en entornos relevantes, de diferentes especies de pescado poco explotadas, «pudiendo aumentar hasta un 4% la producción sostenible de pescado mundial de cara al 2027».
Los resultados obtenidos de estos proyectos permitirán aglutinar información consolidada para defender los efectos beneficiosos del consumo regular de pescados y mariscos sobre el envejecimiento inflamatorio, clave en la prevención de enfermedades asociadas como la obesidad o el síndrome metabólico, entre otras.