El consumidor que se preocupa por su salud
El auge de un tipo de consumidor preocupado por su salud es una tendencia clave que explica por qué crece la popularidad de los productos del mar en Europa. El público se interesa cada vez más por su propio bienestar y su nutrición, especialmente en Alemania y países escandinavos, con platos preparados y aperitivos bajos en calorías que ocupan más y más espacio en los estantes del supermercado. Teniendo en cuenta que 150 g de pescado proporcionan más de la mitad de las necesidades diarias de proteínas de un adulto, y también de vitaminas y minerales esenciales, la demanda de pescado y marisco ha crecido porque constituye una alternativa saludable y nutritiva al consumo de carne en la dieta europea.
Además, ha quedado demostrado que el ácido graso Omega-3 del pescado resulta esencial para la actividad cerebral y es beneficioso para la salud cardiovascular. En los años noventa, los científicos demostraron que existía un vínculo entre el consumo de pescado con alto contenido en Omega-3 y una mayor esperanza de vida en las culturas cuyas dietas se basan en el pescado y el marisco, como Islandia o Japón. Allí, la tasa de mortalidad es bastante menor que en territorios cuyas dietas se basan en la carne. Estos estudios reciben cada vez más atención por parte de la prensa, de modo que el mensaje acaba filtrándose hasta la conciencia pública. Entonces, los propietarios de marcas pueden aprovechar esta nueva tendencia y capitalizarla. Por ejemplo, los fabricantes de alimentos dan a conocer el contenido de Omega-3 presente en sus productos anunciándolo en el envase, puesto que está demostrado que este tipo de mensajes atrae a los consumidores y aumenta las ventas.