El mercado del envase metálico, dominado por grandes grupos, sigue buscando la forma de colocarse en primera línea a base de apostar por dos de las cualidades que le definen desde su aparición: sostenibilidad y protección. Ante la agresividad de otros campos, especialmente de los materiales plásticos, por robarle parte de su espacio, el envase metálico busca posicionarse como un formato clásico pero a la vez moderno, capaz de aportar una imagen y una virtudes que coinciden con lo que busca el consumidor. El tamaño de las empresas que lo forman parece ser la clave para garantizar la pervivencia de este producto. Además de garantizar los niveles de inversión que actualmente se exigen, el grado de concentración alcanzado en las últimas campañas permite al sector defender sus intereses frente a los clientes y proveedores (auntenticos gigantes en muchos casos) y hacer frente a desafíos más complejos como las polémicas en torno a los materiales o la posible implantación de un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), cuyas consecuencias son, a día de hoy, complejas de medir. Entre tanto, el mercado español parece que por fin despierta de su letargo, con su consiguiente repercusión en el semento del E+E metálico a la hora de incrementar a sus cifras de ventas. Tanto es así, que grupos como Ball, Greif, Domiberia o Rexam (ahora ya integrada en la irlandesa Ardagh) son los protagonistas de inversiones encaminadas a mejorar su posición en nuestro país.