El mundo del envase está viviendo uno de los periodos más agitados de su larga historia. Los cambios que trae consigo el nuevo paradigma de la sostenibilidad, unido a un cambio de percepción por parte del público y una compleja situación a nivel de materias primas supone que las decisiones relativas al packaging deban estar ahora mismo fundamentadas en un variable número de parámetros. Si hasta hace no mucho para el envasador era mejor contar con una serie de proveedores diversos, la tendencia ahora es a una relación más estrecha con el fabricantes de envases para que las decisiones estén mejor fundamentadas en el terreno y, hasta donde sea posible, compartir riesgos. En este sentido, los especialistas en servicios in-house ofrecen a sus clientes numerosas ventajas a la hora de adaptarse a una realidad cambiante. El año de la pandemia ha supuesto un parón en el desarrollo de este modelo de negocio, que exige una preparación minuciosa y largas negociaciones para llegar a buen puerto, pero la vuelta a la normalidad vuelve a poner el foco en esta fórmula de negocio habida cuenta de que, ante los retos que hay por delante, un socio siempre es mejor compañía. Empresas como Caiba, Plastipak, Alpla Ibérica o Logoplaste llevan la voz cantante en segmento que despierta el interés de todo el mundo.