El sector se prepara para afrontar un periodo decisivo en su transformación en el que, al calor de los cambios legales, el plástico deberá de transformarse con celebridad. Aunque no está siendo un proceso sencillo, más si cabe con los precios de la materia prima por las nubes y los costes energéticos en cotas inimaginables, que están sirviendo de freno para que os cientes den pasos más significativos. En los últimos dos años han cristalizando una serie de proyectos a nivel nacional liderados por empresas como Nosoplas, Plastipak o Novapet que buscan dotar a la industria de los volúmenes de material recuperado de grado alimentario que se requieren. El impuesto al plástico y los objetivos marcados para 2025 de uso de polímero recuperado tienen la culpa de una necesidad acuciante de una materia prima, especialmente en dos años, que deberá de ser totalmente renovada. Pero no es la única estrategia. Grandes operadores como Alpla, Resilux, Caiba, Gerresheimer, Berlin Packaging, Logoplaste, Envases Soplados, Retal también desarrollan sus propios proyectos centrados en operaciones de inversión y adquisiciones selectivas. Y la clase media, protagonizada por compañías como Limplas, Seyca, Torreplas, Inden, PFP, Garpast, o el Grupo ITC Packaging buscan mejorar sus posiciones apostando por un continuo crecimiento de su parque de maquinaria. El PET sigue viviendo así un periodo muy activo que queda perfectamente reflejado en este último informe, que, como en ocasiones anteriores, recoge datos de facturación, producción, exportación y empleo, tanto de los principales operadores para alimentación y bebidas como para el mercado non food.