La emergencia climática ha empujado a instituciones y gobiernos de todo el mundo a abordar una serie de cambios en la forma en que consumimos en los que se lleva trabajando camino de una década. Pese a los avances, todavía se sigue analizando qué opciones son las mejores para conseguir una industria del packaging que sea de verdad más sostenible y el próximo hito se definirá en los próximos meses en la forma de nuevo Reglamento de Envases y Residuos de Envases, un documento que, de nuevo, traerá modificaciones sustanciales en este campo. De nuevo el mundo de los envases del PET tendrá que adaptarse a una nueva realidad, que en esta ocasión mira con preocupación pero también con interés ante lo que describe como una ventana de oportunidad.Venga lo que venga, lo que tienen claro los principales actores de este nicho es que el rumbo no se puede desviar ni un ápice. Los pilares de su trabajo hasta ahora, eco concepción y apuesta por el material reciclado, no pueden desviarse ni un ápice, ya que el futuro del PET pasa por una transformación de fondo en la que lleva trabajando tiempo para que el material sea completamente distinto sin que cliente y consumidor perciban ningún cambio. Como hasta ahora, este proceso solo es posible con ambición, expresada en forma de continuas inversiones productivas, que permitan a compañías de distinto perfil, sean transatlánticos multinacionales como Alpla, Resilux, Plastipak, Gerresheimer, Berlin, Logoplaste o Retal, campeones nacionales como Caiba, Envases Soplados, Novapet o Nosoplas, o clase media como Seyca, ITC, Inden, Garplast, Torreplas o Envaselia, mantener sus posiciones y conseguir que el mercado siga creciendo a los ritmos que ha venido desarrollando estos años.