La necesidad de un cambio en favor de la sostenibilidad en el mundo del packaging ha afectado a todos los niveles a esta industria, aunque existen sectores donde el cambio de tendencia se ha notado más que en otros. En el caso de los envases rígidos barrera, la coyuntura es especialmente compleja en la medida en que los niveles de protección alcanzados solo son posibles a día de hoy por combinaciones de distintos polímeros, una solución industrial que a día de hoy es un anatema desde un punto de vista medioambiental. Tal y como se recoge en el Informe Alimarket 2019 de Envases Barrera, de reciente publicación, el sector se está moviendo a toda velocidad para cambiar sus procesos antes de que sea necesario abordar un enfoque más revolucionario de imprevisibles consecuencias. Estas son algunas de las estrategias más claras hasta el momento:
* Monomateriales: como se ha indicado, la gran estrategia del material plástico se basa en incrementar como sea las tasas de reciclado. En el caso de los envases barrera, tradicionalmente han necesitado de la combinación de distintos polímeros y elementos para conseguir una amplia variedad de mejoras relativas a la protección frente al oxígeno, contención de gases, o los rayos ultravioleta. Este tipo de soluciones se antojan ahora complicadas. Colocar distintas capas implica complicar el proceso de reciclado de forma muy severa, lo que está forzando a gran parte del sector a buscar soluciones que impliquen a un único material. Técnicamente, con los aditivos adecuados, esto ya es posible, aunque en muchos casos suponga acortar de manera drástica la caducidad del contenido. Gran parte de los proyectos que se han puesto en marcha en el último año, como los de Bilopack, Termoformas de Levante o Plásticos Alai, giran en torno a este principio, que se antoja como una de las sosoluciones con más posibilidades de éxito frente al empuje de materiales “mono” como el cartón estucado o incluso el ondulado. “Solo” queda convencer al consumidor de que la vida media del producto contenido se va a acortar y que tendrá que ir con más frecuencia al establecimiento de compra para hacerse con los alimentos que necesita. Este aspecto será la clave para saber si estos “nuevos viejos materiales” terminan de triunfar
* Reciclado: porque, como se ha dicho, todo en el plástico gira en torno al reciclado. Incrementar las tasas de reciclado y evitar que éste vaya al vertedero es a día de hoy la prioridad general de la industria, que mira como envidia las cifras de reutilización de países como Alemania, donde pocos son los plásticos que no vuelven al circuito o, en el peor de los casos, terminan valorizados. Un mayor uso de material reciclado es a día de hoy la principal apuesta del sector del PET para sobrevivir, pero no son los únicos que han centrado gran parte de su acción en este campo. Prácticamente todos los materiales están explotando las posibilidades para desarrollar combinaciones que impliquen un mayor uso de polímero reciclado, lo que ha incrementado el interés en nuevas técnicas de recuperación mediante procesos químicos, una categoría de proyectos en el que participan distintos elementos de la cadena de valor como los transformadores, como los fabricantes de granzas o los envasadores. Al margen de esos proyectos de futuro, ya hay en el mercado realidades como las que han puesto en marcha SP Group o Faerch, que buscan convencer al cliente diferenciando unos plásticos de otros.
* Alianzas sostenibles: en este proceso, las empresas han decidido no avanzar solas. El liderazgo en la innovación, que hace no mucho implicaba únicamente a las empresas top, dotadas de los recursos necesarios para afrontar dichos desafíos, ahora es un proceso compartido que implica a distintos actores tanto a nivel horizontal como vertical. En estos dos años se han puesto los cimientos hacia un nuevo modelo de creación colaborativa muy acorde a los tiempos que corren. Desde hace años, los laboratorios en los que envasadores y transformadores trabajan codo con codo para implementar la innovación se multiplican por toda la geografía y actualmente se está dando paso a proyectos de un calado más trasversal necesario para que el mercado tenga plena confianza en que las novedades que llegan obedezcan a las demandas del consumidor. En el campo del reciclado han surgido iniciativas como el sello Ecosense y han aparecido proyectos en los que participan empresas punteras como Coexpan o el Grupo KP que buscan cómo mejorar los procesos de selección y la utilización sobre todo del material reciclado. Por no hablar de los antes mencionados proyectos vinculados a la recuperación química, un proceso prometedor pero a día de hoy todavía muy costoso a nivel energético que, de alcanzar unos niveles de eficiencia aceptables, podría suponer una revolución para la industria química europea tal y como ahora la conocemos.
* Biomateriales: la compostabilidad forma ahora mismo parte de los planes de todos los grandes brand owners del mercado. Tanto es así que en la infinidad de planes presentados en los últimos años para redefinir sus portfolios de packaging, esta característica forma parte prioritaria de sus estrategias junto con la reutilización y el reciclado. La utilización de biomateriales es la gran apuesta de sectores como el menaje desechable o el packaging para el canal horeca. La ventaja es que se llevan muchos años de adelanto en este sentido y materiales como el PLA tienen ya un largo camino a sus espaldas. El problema, al igual que con el reciclado, son los tiempos, ya que en gran parte de los casos los niveles de producción aún no han alcanzado el grado industrial. La otra cuestión es de dónde saldrán las materias primas para desarrollar estos biopolímeros compostables. Hasta ahora gran parte de las soluciones se basan en componentes obtenidos de caña de azúcar o maíz, lo que ha sido duramente criticado por organizaciones ecologistas y, a largo plazo, puede ser objeto de una regulación más estricta por parte de las instituciones legislativas. Lo deseable para conseguir la completa circularidad de estos materiales es que provengan de desechos orgánicos, hoy en día una verdadera quimera, aunque los esfuerzos se redoblan cada día para conseguir aprovechar al máximo cualquier tipo de subproducto del proceso de manipulación y procesado alimentario.
* Un mercado muy activo: pero pese a todas las incógnitas existentes en cuanto a la viabilidad del modelo de negocio como se entiende hasta ahora, las apuestas en planes de inversión están muy altas. Los desembolsos en nueva tecnología y capacidad son constantes, independientemente del tamaño de la compañía, pero es que además no dejan de producirse operaciones de relieve que confirman que, pese a su demonización, el plástico sigue interesando y mucho. Y gran parte de su atractivo reside en los materiales barrera porque la realidad es que cada vez hay más población que se incorpora a las ciudades y economías que evolucionan hacia niveles de desarrollo pleno y, a día de hoy, es imposible pensar que se puede alimentar a toda esa ciudadanía sin emplear los sistemas de protección que ofrece el plástico. Este último año hemos asistido a un buen ramillete de operaciones de compra-venta en las que el negocio de los envases barrera ha sido un factor desencadenante de las operaciones. Son los casos de grandes grupos como RPC, o de operaciones más locales como las protagonizadas por EDV Packaging Solutions (ahora Paccor), Coopbox (un proceso de liquidación frenado precisamente por su catálogo de soluciones) o Alción Plásticos (que ha pasado a manos de un fondo inversor que espera aprovechar su tecnología para disparar su crecimiento).