Alimarket: ¿Cuáles son los principales objetivos que se marca en su nuevo cargo?
José Ignacio Arranz: El objetivo fundamental es poner en valor Mercamadrid. Estamos en un momento en el que coexisten muy diversos modelos de negocio y nosotros no podemos pensar que se mantendrá la exclusividad de facto de alguno de ellos, solo por el hecho de que arrastre una tradición de muchos años. De alguna manera, hay que diferenciarse.
A.: ¿En qué se traduce esa expresión de poner en valor Mercamadrid?
J.I.A.: Hay que mostrar las razones por las que merece la pena pasar por aquí. Si en la cadena alimentaria añadimos valor, tendrá sentido que estemos, pero si encarecemos artificialmente los procesos, la propia cadena nos expulsaría. Cuando se puso en marcha Mercamadrid, en los años ochenta, se pensaba que era un negocio monopolístico por la vía de los hechos. Eso ya no es así y tenemos a nuestro alrededor otros modelos caminando con una fuerza y una pujanza tremendas, y ahí tenemos que plantearnos un ejercicio de complementariedad.
A.: Y, ¿por qué merece la pena pasar por Mercamadrid?
J.I.A.: Más allá de la importantísima concurrencia entre oferentes y demandantes, agentes económicos mayoristas y detallistas de alimentos, podemos añadir otras cosas a ese foro ya de por sí importante. Sobre todo, debemos tener muy clara cuál es la verdadera razón de la pervivencia de cualquier negocio alimentario, que es la existencia de un consumidor que desea lo mejor, y que adopta cautelas en su economía. Quiere un producto con una seguridad alimentaria irrepochable, eso no lo negocia nadie, con una calidad objetiva alta, que el alimento “esté rico” y que pueda pagar por ello, que el precio sea accesible a su bolsillo. Ante estas circunstancias, al operador económico que trabaja en Mercamadrid se le plantea la tarea de ser eficiente y, nosotros, desde la institución, tenemos que brindarle un entorno para que lo logre, para que pueda mantener una alta seguridad y calidad alimentaria, y además pueda ahorrar para conseguir ser más eficiente y finalmente, dar al cliente más por menos. Esto tiene que ver con la logística, con las instalaciones, con los servicios comunes que les ofrecemos...
A.: ¿En qué parcela, entre seguridad, calidad y ahorro, se va a incidir más?
J.I.A.: Nuestra aportación ahora mismo se tiene que notar más en el fomento de una noble concurrencia entre los agentes de la cadena alimentaria, que es donde verdaderamente podemos decir que salvaguardamos la seguridad y la calidad. Pero también me puedo plantear que donde antes un operador producía a un precio, ahora lo pueda hacer a otro algo inferior y ser más competitivo. Unos pocos céntimos menos por kilo, si los sumamos en toda la cadena de valor, se pueden convertir en mucho ahorro.
A.: ¿Qué medidas se van a acometer para lograrlo?
J.I.A.: Para no quedarse solo en el día y día, y mirar al futuro, de manera que podamos ser competitivos y lograr esa eficiencia, en primer lugar hay que luchar contra la obsolescencia. Si aquí transita una cantidad enorme de personas, vehículos y alimentos, sobre todo perecederos, lo primero que tenemos es un desgaste salvaje de las instalaciones. Por eso es importantísimo el mantenimiento preventivo, para que de ninguna manera el desgaste pueda amenazar con comprometer la seguridad alimentaria o con ralentizar flujos. Y ésto debemos hacerlo en unas circunstancias de crisis económica, que obligan a una austeridad presupuestaria que, no solo acatamos, sino que también compartimos. Los primeros que debemos hacer más por menos somos nosotros. ¿Y eso cómo podemos lograrlo? Con ingenio y dándole a la cabeza, desde luego. Por ejemplo, una de mis obsesiones es que por los peajes se entre y se salga muy deprisa, teniendo en cuenta que la mayor parte del tráfico se concentra en la madrugada. El operador que viene a hacer negocio aquí no quiere perder tiempo. Y para agilizar los movimientos hemos decidido, por ejemplo, instalar un sembrado de fibra óptica en las plataformas de entradas alta y baja, así como como por la puerta de acceso directo al Centro de Transporte de Madrid (CTM), que vamos a habilitar. También vamos a mejorar el software de lectura de matrícula y no obligar a pagar a la entrada, que se pueda hacer al salir. Todo este proyecto, que viene de atrás, lo estamos volviendo a poner en pie, revisándolo en términos de eficiencia.
Otra cuestión importante que atender es la ocupación. A causa de la crisis económica, la situación no es la de hace años, cuando hasta se subarrendaban los puestos. No es que ahora tengamos unos niveles de desocupación preocupantes ni mucho menos, pero para nosotros hablar de un porcentaje del 1% de desocupación en la nave de pescados, siendo bajo, pues no estamos dispuestos a convivir con él sine die. Tenemos que ofrecer las mejores condiciones para que los usuarios potenciales se instalen aquí. Y la trampa sería atraerles solo con tasas y rentas bajas, algo que también hemos hecho, al congelar los precios en todos los servicios en concesión. La clave está en conseguir que a la gente le merezca la pena pasar por aquí y elegir este modelo de negocio.
A.: ¿Qué otras dificultades cree que hay que solventar?
J.I.A.: Además de mirar más allá del día a día, que te puede impedir una visión general y de futuro, hay que evitar caer en las inercias, en el “ésto se ha hecho así toda la vida”. Aquí trabaja una enorme cantidad de agentes económicos, pero unos tienen una mayor mentalidad empresarial que otros, lo cual no está ligado con la dimensión o volumen de negocio de los mismos, sino que es una cuestión de mentalidad. Hay operadores que siguen pensando que son asentadores del mercado de Puerta de Toledo o de Legazpi, y esta gente no avanza y no se hace planteamientos que son necesarios para competir. El peligro de estas inercias es muy importante y hay que salir de ellas. Desde aquí, además de dar facilidades materiales, tenemos que crear un entorno de negocio que les resulte atractivo y fomente su modernización, incluyendo nuevas actividades y servicios complementarios. Por ejemplo, además de ofrecer almacenaje en frío, podemos ya ofrecer servicios de manipulación y de primera transformación, que tenemos que cuidar. Y luego hay que pluralizar y diversificar. Tenemos que estar abiertos a cualquier tipo de operador económico que se pueda establecer aquí, aparte de los de pescado o la fruta. Se pueden hacer muchas cosas: desde potenciar los mercados con denominación de origen, hasta impulsar la innovación... Estamos abiertos a cualquier opción.
A.: ¿Cuáles serían las principales posibilidades en esa expansión?
J.I.A.: Hay un tipo de cliente que hay que identificar y cuidar, que es el del sector horeca. Los empresarios de este sector a veces tienen horarios distintos a los de los detallistas y no pueden venir a Mercamadrid. Para atraer a estos compradores tenemos que pensar cómo gestionar una franja horaria más amplia y distinta. Esta es otra de las cuestiones que están en mente. Al final todo discurre hacia la primera idea: qué puedo hacer para que la gente pase por aquí.
A.: ¿Cuáles son las inversiones preferentes que se han previsto acometer?
J.I.A.: Siempre tenemos un compromiso ineludible de inversión, que es el del mantenimiento preventivo, pero, aparte, estamos inmersos en una tarea, que es muy atractiva, como la ampliación de Mercamadrid, aunque se haya cruzado la crisis de por medio. Ahora tenemos que evaluar a qué se va a destinar la ampliación. Y será para lo que los usuarios, dentro de la cadena de valor, consideren que lo necesitan. No vamos a destinarla a nada de forma predeterminada. Tenemos previsto este año finalizar la recepción de obras de toda la parte urbanizada, para lo que se está trabajando intensísimamente. Y luego, en función de los usuarios y demandantes que surjan, se edificará un tipo de instalación u otra, y nos plantearemos un diseño de viales distinto en función del uso que se le vaya a dar. Lo que no vamos a hacer es condicionar la actividad económica a los operadores por el hecho de ofrecerles una realidad absolutamente cerrada. Hay que dar unas condiciones de cierta versatilidad para que puedan trabajar en la línea que más les convenga.
A.: ¿Cuándo cree que podrían estar instalados los primeros usuarios en la ampliación?
J.I.A.: Depende de lo que quieran hacer. Si la tuvieramos ya ocupable a partir de diciembre, no se necesitaría el mismo tiempo para la puesta en marcha de un almacén estándar, que si lo que se va a montar es un centro de transformación o una sala de despiece. Lo que no vamos a hacer es condicionar lo qué se vaya poder instalar y dónde, hay que dejar elegir.
A.: ¿Hay ya demanda para ubicarse en la ampliación?
J.I.A.: Hay interés, empresarios que han manifestado su propósito de venir aquí, pero todavía son intenciones a las que se les tiene que dar forma.
A.: ¿Qué tipo de actividad corresponde a estos intereses? ¿Industria, distribución, almacenaje?
J.I.A.: Un poco de todo. Así como el perfil del usuario de la parte tradicional de Mercamadrid es mucho más convencional, los modelos de negocio que se están interesando por la ampliación son muy diversos. Hay cadenas de distribución, hay quienes quieren una zona de transformación para repercusión a radio corto, o una instalación de almacenaje en frío... Desde luego, lo que se va descartando son proyectos que añadan poco valor.
A.: Desde que ha accedido al cargo, ¿ha habido alguna sugerencia común que se le haya transmitido desde los agentes y usuarios de Mercamadrid?
J.I.A.: La primera cuestión ha sido tomar la decisión de, no diría retomar el rumbo, pero quizás sí replantearlo. El acento en un Mercamadrid tecnológico, de innovación, en un Mercamadrid centrado en las denominaciones de origen o en unos productos de muy alto nivel, que podría tener cierta indicación en 2006 ó 2007, hoy hay que reconducirlo. ¿Quiere ésto decir que se equivocaron en aquel momento? No; quiere decir que estamos atravesando una crisis económica, que la población y el consumidor van evolucionando de forma pareja a esta crisis y, en función de ésto, hay que centrarse en estar con los ojos muy abiertos e identificar necesidades. Porque, al final, el leiv motiv es el consumidor que, o te da la espalda, o acepta los productos que le ofreces.
A.: ¿Qué hay del proyecto de marketplace para hostelería ‘Mercachef’?
J.I.A.: Una de tantas buenas ideas a las que la crisis se le ha cruzado por medio. La herramienta es magnífica, pero no se le puede sacar todo el rendimiento que se podría porque la hostelería ha estado muy afectada. Ahora mismo hay que tener la cabeza muy fría porque el paso de la crisis económica se ha notado a todos los niveles y hay algunas actividades que podían estar muy bien diseñadas, pero en las que te falla si realmente existe una demanda.
A.: Aparte de lo comentado, ¿qué otros planes llevarán a cabo de forma inmediata?
J.I.A.: Una muy importante readaptación de la nave de pescados, en lo que se ve y lo que no se ve: red de saneamiento, red de agua corriente, nuevo cerramiento de puertas, buscar eficiencia energética... esto es prioritario. En la nave de polivalencia, una serie de ajustes puramente funcionales. Luego nos tenemos que plantear una utilización más racional de los almacenes de envases en las naves de frutas y hortalizas, buscando un mejor aprovechamiento de esos espacios. Otro aspecto al que damos mucha relevancia es a la Ecoárea, que tenemos que potenciar. También hemos de ofrecer más opciones para horeca, dando sitio a determinadas posibilidades de picking y cash & carry, que integren todas sus necesidades de compra. Y, por último, los agentes económicos echan en falta tener un centro de referencia de formación para los operadores especialistas que aquí pueden trabajar: carniceros, pescaderos, vendedores... Es un proyecto que estamos estudiando con interés e ilusión.
A.: ¿Se llevaría a cabo este centro formativo en colaboración con algún organismo público?
J.I.A.: Se haría con el Ayuntamiento (accionista de Mercamadrid con un 52%) y su Agencia de Empleo.
A.: ¿Cómo se está comportando la actividad en Mercamadrid durante el último año? ¿Se comienza a notar mejoría en algunos aspectos?
J.I.A.: Estamos viendo cómo mejora el flujo de vehículos, que lleva siete meses consecutivos subiendo. A cierre de 2013 aumentó un 0,2% el tráfico de camiones de abastecimiento. Vemos también un incremento en el número de tarjetas, el número de abonos, en el paso por los peajes, en el flujo de mercancías... La tendencia positiva en el movimiento de mercancías llevó a un incremento global del 6,7% para los últimos nueve meses del año pasado, muy apreciable sobre todo en la carne, con un 15,7%, y con subidas algo menores, pero subidas al fin y al cabo, en frutas, del 4,7%, y el pescado, del 3,2%. Pensábamos que el 2013 se iba a cerrar con peores resultados y hemos logrado estar un 3% por encima de las previsiones. Verdaderamente se comienza a ver el punto de inflexión.