Hasta ahora, la pugna por la cuota de estómago del consumidor parecía que era cosa de dos: enseñas de restauración y retailers. Mientras que las primeras aceleran sus planes para estar en los lineales y los segundos se toman un respiro en sus secciones de "listo para comer" obligados, en ambos casos, por los cambios que está conllevando la pandemia, aparece un nuevo jugador dispuesto a comerse otra parte del pastel: la gran marca de alimentación.
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