El desembarco de los insectos en la industria de alimentación está definitivamente más cerca. Y no se trata de asimilar la costumbre gastronómica mexicana, aquí no vamos a comer chapulines crujientes, si no de dotar a nuestro sistema alimentario de nuevas fuentes de proteína sostenible. Aquí es donde la cría y transformación de insectos, a día de hoy el tenebrio molitor, quiere jugar un papel relevante como nuevo ingrediente en multitud de matrices alimentarias, y es donde encontramos el proyecto de Insekt Label. La startup vasca abre ahora una nueva etapa de dos años en los que debe demostrar su capacidad para escalar y llevar al mercado su proteína de insectos, y lo va a hacer acompañado por la multinacional Viscofan, la división alimentaria de Mondragon y Clave Capital. Estos son sus planes.
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